Cada 30 de noviembre, Argentina rinde homenaje a una de sus tradiciones más arraigadas: el mate. Esta fecha conmemora el nacimiento de Andrés Guacurarí, también conocido como «Andresito», un caudillo guaraní que, además de ser gobernador de la provincia de Misiones entre 1815 y 1819, impulsó la producción y comercialización de la yerba mate.
La elección de esta fecha como el Día Nacional del Mate en 2015 no es casual. Andresito, de raíces indígenas, dejó un legado significativo al fomentar la yerba mate durante su mandato. Su contribución a esta infusión, que ya tenía raíces en las tradiciones milenarias de los guaraníes, se celebra anualmente como parte integral de la identidad nacional argentina.
El mate trasciende su condición de bebida; es un símbolo de encuentro y compartir que une a personas de todas las edades y clases sociales. Sin embargo, la pandemia en 2020 alteró esta costumbre al limitar su intercambio físico.
Según el Instituto Nacional de la Yerba Mate, Argentina consume aproximadamente 256 millones de kilos de yerba mate al año, con un consumo per cápita de unos 6,4 kilos. Esta popularidad se refleja en el 90% de los hogares que cuentan con la materia prima del mate.
Los envases de medio kilo lideran las preferencias de los consumidores, seguidos por los de un kilo, destacando la arraigada presencia de esta infusión en la vida cotidiana de los argentinos. Con vastas hectáreas cultivadas en provincias como Corrientes y Misiones, la yerba mate sigue siendo un pilar esencial de la cultura y la economía del país.