“La final con Alemania, 8 años la lloré, Pero eso terminó, Porque este año en Qatar, La final con los franceses, la volvió a ganar papá…

Por majo




Ya está… Ya está, repetía Lionel mientras caminaba con su mirada perdida en su familia, allá en lo alto, donde en el palco, estallaban de felicidad.

36 años pasó de la última vez que la albiceleste levantó esta copa, 8 campeonatos del mundo que lagrimeamos de tristeza, pero como el que persevera triunfa, Messi y Di’ María en su segunda final en un mundial de fútbol, no dejaron que esta vez se les escape.

El astro argentino se convirtió en el futbolista que más partidos disputó en los Mundiales, con 26, es el primero de la historia en anotar en cada una de las fases en una misma edición, fase clasificatoria, octavos, cuartos, semis y final, además se convirtió en el jugador con más minutos en los certámenes ecuménicos.

Hay tantos datos numéricos que dejó este mundial de Qatar, tantas imágenes, videos, tantas historias particulares, que no nos alcanzaría un libro para plasmarlas a todas.

“La final con Alemania, 8 años la lloré,

Pero eso terminó,

Porque este año en Qatar,

La final con los franceses, la volvió a ganar papá.

Muchachos, ahora solo queda festejar.

Ya ganamos la tercera,

Ya somos campeón mundial,

Y al Diego le decimos que descanse en paz.

Con Don Diego y con La Tota,

Por toda la eternidad.”

Al ritmo de “muchachos”, la canción favorita de este mundial, los integrantes de la selección, entre la adrenalina que aún permanece en sus cuerpos, al igual que los festejos y la sensación de gloria, decidieron que la letra de muchachos que se usó para alentarlos en este mundial de Qatar, debía cambiar, únicamente por hacerle gloria a los últimos acontecimientos.

Ya no vale la pena analizar demasiado la actuación de la selección nacional, ya los pormenores no interesan, de eso seguramente los expertos se ocuparán durante este tiempo, seguramente hasta que aparezca Papá Noel, o tal vez durante todo el verano. Lo que si nos importa al común de las personas es el resultado, es saber y ser consciente que el mejor jugador del mundo revalidó ese título, cuando en la tarde de ayer levantó la que le faltaba, la tan ansiada Copa Mundial.

Cuatro años tenemos para portar ese parche dorado en el pecho, cuatro años de la mejor sensación, de reconocimiento, cuatro años donde los periodistas deportivos lo recalcarán, a veces hasta de su pesar, pero más que esos cuatro años de gloria absoluta habrá una estrella más para bordar, y esa si va a ser para toda la eternidad.





Te podría interesar

Don`t copy text!