En tan solo 4 años, repensó su lugar en la sociedad, su presente como institución y su futuro.
La vida de club es, para muchos, una característica muy arraigada en las viejas costumbres, aquellas que los fundadores le transmitieron a sus hijos y éstos a las generaciones que les precedieron, formando valores inolvidables y que forman parte del ADN de nuestro pueblo.
Emplazado en un lugar de privilegio, el Club Paraná vivió durante años una lenta agonía y faltaba que un grupo de socios tomara la decisión de volver a ser, teniendo en cuenta las nuevas épocas.
En los últimos años, se buscó redefinir el rol, teniendo en claro que los dueños de Paraná no eran los directivos, ni los responsables activos de alguna área, sino los propios socios. Esto conllevó una nueva distribución de roles que revitalizaron el compromiso de todos. A los casi 90 años de vida, el club volvió a las bases, y trabaja en la contención, los beneficios, las comodidades y la satisfacción de sus socios; creando los ámbitos necesarios para el desarrollo de actividades sociales y deportivas, que estimulen el crecimiento individual y grupal de niños, jóvenes y adultos e indirectamente, formando como personas de bien.
Claro que fueron necesarias también reformas edilicias como la restauración del salón social, recuperando el techo que estaba arruinado por los malos hábitos como el cigarrillo, que a pesar de estar prohibido era una constante. También se revitalizó el camping, el campo de deportes, el gimnasio principal y la sede, que funcionaban como sectores aislados.
Fue indispensable entonces fortalecer la estructura financiera del club, con recursos propios que no cargaran con la desidia de otrora sobre los bolsillos de los socios. En esos cuatro años, se impulsaron eventos convocantes, se amplió la oferta de actividades deportivas y culturales, sin descuidar la inclusión social. Y todo esto, interactuando con otras instituciones y clubes; creando la colonia de vacaciones propia, regularizando situaciones legales heredadas y buscando una estructura que impida un desfinanciamiento futuro por malas gestiones.
Por todo esto, el club Paraná volvió a vivir. Felicitaciones a todos los que forman parte de este renacer y lo disfrutan a diario.