El Gobierno, con el apoyo del macrismo, logró mantener el veto a la ley de financiamiento universitario, en una votación clave en el Congreso. Esta ley buscaba actualizar los salarios docentes y no docentes según la inflación de forma retroactiva a enero, pero fue rechazada por el presidente Javier Milei al considerar que afectaría el equilibrio fiscal, esencial para su plan económico.
Los libertarios consiguieron 85 votos, sumando apoyos de la UCR y de diputados tucumanos cercanos al gobernador Jaldo. La oposición, que necesitaba dos tercios de los presentes para revertir el veto, solo alcanzó 160 votos, lo que no fue suficiente debido a ausencias y abstenciones. Mauricio Macri fue clave para alinear al PRO, logrando el respaldo de 35 diputados de su bloque, aunque algunos disidentes votaron en contra o se ausentaron.
El macrismo más duro cambió su postura tras una reunión entre Macri y un asesor de Milei, lo que selló un acuerdo entre ambas fuerzas. Cristian Ritondo, jefe del bloque del PRO, defendió la medida, argumentando que era necesaria para reducir el déficit fiscal y evitar que la situación económica empeorara. A pesar de las tensiones internas, el PRO se mantuvo mayoritariamente unido en respaldo al gobierno.
Por su parte, el radicalismo experimentó divisiones internas, con algunos diputados apoyando a Milei y otros absteniéndose. Esta fractura ya había afectado al bloque en discusiones anteriores, como el veto a la fórmula jubilatoria. La sesión evidenció las complejidades políticas y la importancia de las alianzas para el oficialismo en este delicado contexto parlamentario.