Murió Víctor Hugo Molinari, el maestro que convirtió la educación en un acto de amor colectivo

Por GABY




A los 95 años falleció Víctor Hugo Molinari, referente indiscutido de la educación en Ramallo y protagonista silencioso de muchas transformaciones comunitarias. Conocido cariñosamente como “el Negro”, dedicó su vida a enseñar, a construir y a sembrar futuro. Su muerte, ocurrida este miércoles en su domicilio, movilizó a toda una comunidad que aún lo llora entre recuerdos y gratitud.
Desde muy joven, Molinari entendió que la educación podía cambiar destinos. A los 17 años ya dirigía la Escuela Matarazzo, y con los años se convirtió en el primer director del Instituto Secundario Ramallo. Su sueño fue claro: evitar que los jóvenes tuvieran que dejar su pueblo para poder estudiar. Gracias a su impulso, Ramallo dejó de ser un lugar de paso para convertirse en un centro educativo donde miles de estudiantes encontraron oportunidades.
Molinari fue mucho más que un docente. Participó activamente en el Centro de Comercio de Ramallo, donde supo combinar su vocación educativa con una mirada estratégica del desarrollo local. Cada proyecto que impulsaba buscaba fortalecer las raíces del pueblo, desde lo educativo, lo social y también lo cultural.
Narrador de historias y defensor de las costumbres locales:
En su etapa de escritor, supo dejar testimonio de la vida ramallense con sensibilidad y humor. Su libro “¡Son rachas!”, publicado en 2021, es una oda a la vida cotidiana, a los encuentros en la cancha de paleta y a los personajes entrañables de su generación. Así como en sus clases enseñaba con convicción, en sus textos contaba con ternura.
Junto a su esposa Olga Torello, con quien compartió décadas de labor docente, dirigió la Escuela N° 20 en Matarazzo. Allí formaron no solo alumnos, sino también una comunidad fuerte y unida. Tuvieron tres hijos: Gilberto, Fernando y Pablo, a quienes inculcaron el valor de la entrega y el compromiso. Olga falleció hace algunos años, pero su memoria fue el ancla emocional de Víctor Hugo hasta el final.
El cortejo fúnebre de Molinari pasó frente al Instituto que ayudó a levantar, donde la comunidad educativa le rindió un homenaje cargado de respeto. Alumnos, docentes y vecinos formaron un pasillo humano para despedirlo en silencio, como si las palabras no alcanzaran para agradecer todo lo que hizo.
Nacido el 30 de agosto de 1929, mayor de tres hermanos, Víctor Hugo Molinari dejó huella en cada paso que dio. Desde sus comienzos como maestro rural hasta convertirse en uno de los grandes referentes de Ramallo, su historia es una lección viva de compromiso y esperanza. Su legado no se mide en títulos ni en cargos, sino en vidas transformadas. Y esas, sin duda, son muchas.




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