La castración animal, considerada un acto de amor y responsabilidad, se presenta como una práctica crucial para el cuidado de perros y gatos, así como para el medio ambiente. La esterilización, destacada como un método ético y efectivo, surge como parte de la lucha contra el abandono y maltrato animal, según la Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales (ASPCA). Aunque ambos procedimientos comparten objetivos similares, la esterilización preserva la sexualidad de la mascota, mientras que la castración implica la extirpación de los órganos reproductivos. Esta práctica contribuye a prevenir problemas de salud futuros en los animales y ayuda a controlar la población de perros y gatos, reduciendo el riesgo de enfermedades como el cáncer testicular y mamario, infecciones uterinas, problemas prostáticos y comportamientos agresivos.
La Dra. Paula Carancci, secretaria de Extensión de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires (UBA), enfatiza la importancia de dialogar con el veterinario de cabecera para tomar decisiones informadas sobre la castración, reconociendo la singularidad de cada animal. Además, resaltan que la castración no solo controla la reproducción, sino que también previene enfermedades de transmisión sexual y tumorales, desmintiendo mitos como la necesidad de que las hembras tengan crías por razones de salud y la idea de que los machos castrados dejan de ser machos. La práctica se considera beneficiosa para el control de la población animal y la salud integral de las mascotas.