Nacer mujer… Tenemos la suerte de haber nacido mujer en el hemisferio sur, suerte de haber nacido en Argentina y no en Arabia Saudita o Afganistán y menos que menos en Yemen, donde ni siquiera se respeta los derechos humanos.
Tenemos suerte de haber nacido mujer, para poder parir la vida y sentir lo importante que es como Marie Curie, Agnes Gonxha Bojaxhiu (María Teresa de Calcuta) Virginia Woolf, Coco Chanel, Frida Kahlo, Rosa Parks, Rosalind Franklin y Ana Frank entre otras.
Dicen que cuando no hay lucha ni sacrificio para obtener algo, la victoria ni se saborea, es por eso que desde finales del siglo XIX disfrutamos cada derecho reconocido hacia nosotras; la emancipación, la igualdad o la equiparación jurídica con los hombres, reclamos que terminaron apuntándose en la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano.
El 8 de marzo de 1857, 129 mujeres parieron el comienzo de la voz alzada con sus tristes muertes, para que hoy nos estén oyendo y sentir la indescriptible sensación de saber que un paso para nosotras en la historia es el resultado de mucho sacrificio.
Aunque también hay que decir que en 1908 era “Pan y Rosas” que pedía por el derecho al voto, un mejor salario, un recorte en el horario laboral y el fin del trabajo infantil… Pero hoy es “Paren de matarnos”… Los femicidios sí que dificulta nuestra lucha, son voces apagadas que ya no reclaman.
Andar en tetas frente a los espacios gubernamentales o públicos a los gritos insultando, rompiendo y pegando, como ha pasado, no sirve de nada y no nos representa, las generaciones se suelen confundir, el eje en ciertas ocaciones se suele perder. La mujer tiene que luchar con este nuevo, aparentemente no tanto, monstruo llamado femicidios, pero siempre consciente de que tuvimos suerte de haber nacido mujer.
Por: María Gancio
Columna de opinión.
