Una tragedia se desató en Rio Grande do Sul, Brasil, cuando la represa 14 de Julio cedió bajo la presión de las intensas lluvias de los últimos días. Ubicada entre los municipios de Cotiporã y Bento Gonçalves, la ruptura provocó la orden de evacuación inmediata de las casas cercanas debido al riesgo de derrumbe. El gobernador del estado, Eduardo Leite, ha destacado la gravedad de la situación, declarando un estado de calamidad pública desde el miércoles debido a las inundaciones que han cobrado al menos 13 vidas.
Ante la ruptura de la represa, la Companía Energética do Rio Antas (Ceran) activó su Plan de Actuación de Emergencia en coordinación con las Defensas Civiles locales. Las sirenas de evacuación fueron activadas para garantizar la seguridad de la población local. Sin embargo, las autoridades advierten que la situación podría empeorar, especialmente con la crecida del río Taquari, lo que podría intensificar las inundaciones en Bento Gonçalves y los municipios circundantes.
Los llamados a la evacuación se multiplican, con el alcalde Diogo Segabinazzi y la alcaldesa Gisele Caumo instando a los residentes a abandonar las zonas de riesgo lo más rápido posible. Además, la preocupación se extiende a otras represas de la región, como la Dal Bó en Caixas Do Sul, que también está al borde de la ruptura. La movilización de recursos y la respuesta rápida se vuelven críticas para hacer frente a esta emergencia en curso.
