A partir del 1 de junio, los precios de las naftas y el gasoil en Argentina experimentarán un aumento debido a la actualización de los impuestos a los Combustibles Líquidos y al Dióxido de Carbono, según el Decreto 466. Este ajuste es parte de una estrategia del Gobierno para mantener un control sobre los precios mientras se realizan ajustes fiscales necesarios.
Detalles del Aumento
El incremento en los combustibles se estima entre 3,5% y 5%. Este rango considera factores como la actualización de impuestos, la devaluación mensual del 2% y el precio internacional del petróleo Brent. Inicialmente, los impuestos subirán entre 1% y 1,5%, lo que se traducirá en un aumento de $10,74 por litro de nafta y $9,18 por litro de gasoil. Estos aumentos son menores en comparación con la inflación acumulada del último trimestre de 2023, que fue del 46,6%.
Actualmente, en Ramallo, el precio en la estación YPF es el siguiente:
Super: $1020
Infinia: $1220
Ultra: $1067
Infinia Diesel: $1245
A esto se deberá agregar el 1,% y el 1,23% a partir del primero del próximo mes.
Consideraciones del Mercado
Las petroleras están evaluando el impacto de otros factores en los precios, como la reciente caída del precio del petróleo Brent, que pasó de $89,94 a $82,13 por barril. Aunque el ajuste final no debería superar el 3,5%, las empresas podrían aplicar un incremento adicional debido al aumento en el precio de los biocombustibles.
Justificación del Aumento
El Decreto 466/2024, publicado en el Boletín Oficial, argumenta que la actualización parcial de los impuestos es necesaria para estimular el crecimiento económico y garantizar un camino fiscal sostenible. Aunque el incremento actual es menor de lo que correspondería por la inflación acumulada, a partir de julio próximo se trasladará el total de la inflación de los primeros tres meses de 2024 a los precios de los combustibles.
Futuro de los Precios
El Gobierno ha solicitado a las petroleras que no trasladen la totalidad del aumento al consumidor para evitar un impacto mayor en la inflación. Las empresas tendrán que decidir cómo equilibrar estos aumentos con los precios internacionales y la devaluación mensual para mantener la competitividad y el consumo.
Este aumento en los precios de los combustibles refleja la necesidad de ajustes fiscales y económicos, mientras se intenta no afectar gravemente el bolsillo de los consumidores y controlar la inflación.