Baradero-“Empecé a ver cosas que yo decía no pueden ser. Cuando me volvía, a la noche, las chicas (por las internas alojadas allí) me pedían que por favor no me vaya, y yo les preguntaba ¿Por qué? Y ellas no me querían decir, hasta que pasaron los días y empecé a ver que los dopaban mal, no les daban una pastilla, les daban dos o tres, todo el día estaban así” dijo una ex trabajadora de A.P.A.N.D.
La institución cuestionada es la sede de la Asociación Pro Ayuda al Niño Discapacitado (APAND), en la localidad bonaerense de Baradero. La siguiente nota fue publicada por un diario de Baradero y se basa en declaraciones que realizó una ex empleada de la institución en cuestión. No es un dato menor que las declaraciones realizadas en esta nota, no serían novedad ya que el diario nacional Pagina 12 había realizado, allá por el 2006, una gran tarea investigativa que puso sobre el tapete cuestiones que nadie hablaba.
“Los levantaban a las cinco y media, seis a veces, los metían en la ducha, imagínate, en pleno invierno la ducha congelada, no tienen toallas, se secaban con la misma ropa de ellos, no tienen jabón, no tienen shampoo, no tienen nada. Había una chica que le costaba un montón levantarse a esa hora y Susana Rodríguez, Directora de APAND, la agarraba en la cama y con el puño cerrado le daba en la cara, y yo le decía ¡no le pegues más!, y me respondía: Dale, dale ¡ya tenes que irte! Era horroroso ver las cosas que les hacían.
“En ese tiempo que yo iba, por la mañana les daban el vasito ese de café(el descartable), como si fuera una leche pasada de agua, con dos rodajas de pan, pero pan re duro, imagínate los chicos se desesperaban por desayunar algo y metían las rodajas de pan adentro del vasito ese, y ella (por Susana Rodríguez) les decía, ¡Comé despacio! y les daba las cachetadas atrás de la cabeza”.
“Antes de irme vi una situación horrible. Los chicos del hogar estaban en la calle porque iban a la escuela, uno de ellos se había caído y Martín, el hijo de Susana Rodríguez, lo levanta de la ropa y le empezó a dar patadas. Trabajé unos meses y me fui porque dije yo no voy a ser cómplice de lo que ellos están haciendo”, indicó la ex empleada.
“Éramos una operadora por turno y yo tenía 28 chicos a cargo. Te aseguro que no son chicos violentos, son amorosos, vos les hablabas y ellos entienden lo que vos le decís, ellos me contaban las cosas que ella les hacía, me contaban que los ataban en una silla. A uno de los chicos que era cieguito lo ataban en una silla y le pegaban ahí en la silla. Te digo, hoy las chicas me ven en la calle y me piden que por favor vuelva, yo les llevaba caramelos, ellos necesitan amor, no maltrato como lo que están haciendo estas bestias, porque son unas bestias”, aseguró la ex empleada.
Cucarachas por doquier, dopaje continuo y a diario de los internos. Olvido de los padres que los internan, médicos y psicólogos que jamás aparecen por los hogares, se acostaban vestidos y muchas otras cosas por demás de indignantes, narró en una nota que una ex trabajadora de APAND.
Fuente: Baradero Late
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