Histórico: empresarios y funcionarios, presos.

Por Ramallo Informa




Nunca es suficiente el castigo cuando la pena es tan grande. En febrero de 2012, el dolor y la muerte lograron despabilar a esa sociedad que parecía adormecida, frente al silencio cómplice de CFK. Desde aquella mañana de espanto, ya ningún presidente ni ningún ministro pudo volver a decirnos que el Estado estaba presente. La ausencia estatal cambió el humor ciudadano y los resultados electorales; y es el mayor desafío que tienen por delante los gobernantes actuales en todos los órdenes. La argentina tiene un nivel de tolerancia a la corrupción, pero los gobiernos de Menem y los Kirchner estuvieron el tiempo suficiente en el gobierno como para traspasar ese nivel de tolerancia, hacer uso y abuso del poder y del dinero que les había confiado la sociedad.

La Argentina que viene necesita puentes y desagües que eviten las inundaciones. Necesita centrales eléctricas que eviten los cortes. Necesita cloacas, rutas, autopistas y trenes que transmitan la vida en vez de acelerar el camino hacia la muerte. Nestor había prometido estatizar los trenes que Menem había privatizado. En su lugar, Cristina festejaría con los dueños de las concesiones que operaban el Ferrocarril Sarmiento. Una promesa más, que desilusionó a los argentinos. Una mentira más, que vuelve a demostrar que LA CORRUPCION MATA. La justicia demostró que de poco más de 3 mil millones entregados en subsidios para el buen funcionamiento de las líneas férreas, más de 2 mil millones fueron derivados a negocios financieros por parte de estos empresarios que ayer fueron condenados. Esto sucedía mientras las denuncias de los medios críticos como «tono negativo» y los accidentes de trenes, hacían cada vez más prometedor un desenlace fatal.

Los empresarios, los delincuentes, fueron sentenciados ayer a nueve y ocho años de condena. La coima y la corrupción del gobierno K, solo alcanzó a dos secretarios de transporte, gracias a la transparentización de los subsidios llevada adelante por el ex Ministro Randazzo. Ocho años para Juan Carlos Schiavi y seis para Ricardo Jaime, los secretarios de Transporte que cumplían órdenes y administraban la ineficacia de Julio De Vido y de Cristina Kirchner. Y tres años y medio para el motorman de la formación que chocó contra la estación Once y llevó a la muerte a 52 personas e hirió a otras 789.

Parece poco remedio para aliviar el tamaño del dolor de tantas familias mutiladas. Pero vale la pena escuchar a los padres de Lucas, el chico que quedó atrapado en el cuarto vagón del tren hasta que lo encontraron sin vida un par de días después. “Les ganamos a los corruptos y a los asesinos”, dijeron ellos, que llevan cuatro años luchando contra esa puta impunidad que siempre le gana las batallas a la Argentina.

Después del breve paso casi teatral de Menem por la prisión en una estancia, y en algún grado mayor su icono, Maria Julia (alguna vez peronista), también condenada, no hemos visto a funcionarios ni empresarios tras las rejas pagando sus responsabilidades. Este país adolescente, aun no se anima a culpar al poder y ponerlos tras las rejas. Aquí lo sistemáticamente habitual es que la (FALTA DE) justicia los deje salir bajo fianza, como si eso sirviera para otra cosa que no sea separar a la gente de a pie,  de los ricos y poderosos, es decir, de la política de turno y sus relaciones con empresarios dispuestos a cualquier cosa por dinero. Esta vez,  tuvo un final distinto. Tal vez la justicia este iniciando un camino de recuperación, y se dignifique a sí misma, dándonos otros ejemplos de justicia.

Y por casa…

En innumerables casos hemos criticado el apriete empresario de las ramas urbanas e interurbanas de pasajeros que también reciben subsidios altísimos para el traslado de pasajeros y a la vez les autorizan aumentos injustificados por donde se los mire. Vercelli es una gota en este mar de corrupción y aprovechamiento desmedido del estado por parte de los mas fuertes, siempre bajo el titulo progresista de «subsidios para la gente» que terminan en las fortunas de los empresarios.

 La tragedia de once:

 

Leer opinión y crónica completa de las dos tragedias recientes más grandes en el país, en soledad y con poder mirando para otro lado: por Ernesto Tenembaum:

Once: por qué CFK es culpable. Los dos días más tristes del período que gobernaron Néstor y Cristina Kirchner fueron el 30 de diciembre del 2004 y el 22 de febrero del 2012. En el primero de ellos, hoy se cumplen casualmente 11 años murieron calcinados 200 jóvenes en un boliche. Esa tragedia terminó con la carrera política de Aníbal Ibarra. En el segundo, un tren chocó contra la estación de Once. (continuar: http://www.cronista.com/columnistas/Once-por-que-CFK-es-culpable-20151230-0004.html )

 

 

 

 

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