La vida a menudo es pesada, muchas veces incluso adversa. Trabajar cansa, buscar trabajo es duro, atender a la familia agota, saber administrar los bienes cuesta aun mucho más. En el mundo de hoy, muchos de nosotros nos enfrentamos a muchas presiones en el día a día. Se espera que nosotros encontremos un equilibrio satisfactorio en el uso del tiempo para la familia, amigos, trabajo y nosotros mismos. Es algo que de pronto se vuelve tan rutinario, pesa, todo pesa, y de pronto no podemos o no sabemos cómo detenerlo, y seguimos adelante simplemente porque el ritmo ya es así, o porque no podemos hacernos a un lado porque sino parecería que lo perderíamos todo. Pero lo que más pesa en la vida no es esto: lo que más cuesta de todas estas cosas es la «falta de amor».
Vivimos la experiencia de la falta de amor y a veces no le queremos dar importancia, lo revestimos de una cierta «tolerancia» porque parece algo insignificante. Nos pesa el no recibir una sonrisa, un saludo cordial, un abrazo, incluso algunos silencios pesan, en ocasiones en la misma familia, entre marido y mujer, entre padres e hijos, entre hermanos. Sin amor las dificultades son más duras, a tal punto inaguantables.
Dios conoce nuestras dificultades: ¡las conoce! Y conoce los pesos de nuestra vida. Por eso nunca estamos solos, El siempre a nuestro lado, El nos guía y se acerca para decirnos ¡Vengan a mi todos los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré!. pero ¿cómo nos alivia el Señor? ¿cómo es que podemos descansar en El?.
Primero que nada el me hace y te hace una invitación, «Vengan a mí…», ¿Acepto yo esta llamada?. Esta llamada me hace salir, me hace mirar otro horizonte, me hace levantar la cabeza para salir mas allá, sin temores, no nos dice vení, dice vengan, no estamos solos, muchos somos los que tenemos peso y es lo primero que debo saber, también el que está a mi lado tiene su peso. Segundo, no vamos a cualquier lado, nos dice «a mí», no vamos a recibir cualquier regalo, ni siquiera dice vengan a mi amor o a alguno de mis dones, donde vamos no es simplemente un refresco en nuestra aridez, vamos a Él, y si Dios está con nosotros y nosotros en El, quien contra nosotros. Vamos a dejarlo todo y a recibirlo todo.
Cuando permanezco en esa comunión con El, desde la vivencia de la oración, desde la perseverancia en el caminar juntos, es cuando descubro el alivio, el descanso. Alivio que se da cuando dejo que el también venga a mí, que entre en mi vida y solamente así puedo descansar. Dios llena todo mis vacios, renace una verdadera alegría, la alegría de saberme hijo, dichoso, rico, me permite ver y vivir las cosas de una manera siempre nueva, ya no existe en Él, el hambre de amor, es Él quien me da lo que le pido, el pan de cada día. pan fresco, no una pan de ayer, ni siquiera de mañana, solo Él me hace desfrutar de ese pan siempre extraordinario del amor, entonces sí , descanso, me nutro para seguir.
Realmente son muchas las praderas en la que puedo descansar, realmente el Señor tiene muchas maneras de llegara al corazón de los hombres, a tu corazón, en la vida de una familia hay muchos momentos hermosos de descanso, la comida juntos, la salida al parque o al campo, la visita a los abuelos, la visita a una persona enferma… son muchas las personas que te aman, que se preocupan por ti, toda la creación está hecha para ti, ella también espera por ti. Entonces claro, ya no siento tanta alegría en recibir sino en devolver ese amor, en darlo sin reservas, amor que es lo único que permanece, pasa la fe, pasa la esperanza, pero el amor no, pasa la gente, pasa el tiempo, pero el amor nunca pasa; es como un sello imborrable en nuestra vida y si lo damos en la vida de los demás.
Jesús está dispuesto a cargar contigo el peso, ya lo hizo una vez, puede hacerlo una y mil veces más. Su acción, es tan fuerte, que actúa como un bálsamo, de calmante, de medicina, que al mismo tiempo sana y fortalece. Es capaz de enfrentar a los ídolos, que inútilmente se fabrican a nuestro alrededor. Nada de lo que hay en el mundo, por grande y sublime que sea, puede compararse con el amor que Dios te tiene.
Vamos a Él todos los que estamos cansados y agobiados, que Él nos aliviara.
¡Que el Señor te bendiga y la Virgen te Proteja!
Rvdo. P. Daniel de la Cruz dj