Hoy cumple 30 días Poletti en su nuevo cargo de líder comunal. Y los votos provenientes de los vecinos independientes en su pleno derecho, le permitieron ese privilegio, después de negárselo en 3 oportunidades. Los independientes inclinan la balanza y no soportan cualquier cosa, por mucho tiempo. En octubre pasado optaron por alternancia. Eligieron. Decidieron cambiar y los votos que habían confiado mucho tiempo a Santalla, se los prestaron a Poletti. 600 votos no fueron un cheque en blanco. La nueva administracion demostrará que los representa o esos votos volverán cambiar de destino. Si algo debemos aprender es que nada, está escrito y en política, todo puede suceder, aun en contra de las mejores predicciones.
Gobernar para los propios y subestimar al electorado independiente:
Como alguna vez supo ganar Santalla por 600 votos, hace más de dos meses, perdió por esa misma cantidad. Esta vez, pagó el precio de subestimar a la gente independiente. Santalla les había dado progreso, asfalto y cordón cuneta, trabajo, un crecimiento inusitado, fabricas, una zona turística en la que muy pocos se animaron a soñar por décadas, apoyo a la educación y un cuestionable embellecimiento urbano. Pero 600 votos que cambiaron de destinatario y 1600 votos que se negaron a votar a Santalla, aun cuando no votaron a nadie como alternativa (en blanco), indica claramente que nadie puede contar como propios esos dos mil votos cambiantes, si antes no demuestran que los merecen.
Cuando las autoridades pretenden adueñarse del estado, y atornillarse a sus puestos como las garrapatas en los perros -y no es una metáfora cualquiera- en cualquier nivel del estado, cometen actos y se expresan de formas poco humilde -por llamarlos de alguna manera-. Su aislamiento de la realidad aumenta, su ambición de poder aumenta, su torpeza aumenta, su soberbia aumenta, y los vecinos lo perciben. No entienden que la democracia es alternancia -además de tolerancia, libertad de verdad -no dictada por los gobernantes de turno- y división de poderes. los vecinos independientes, lo que no responden a verticalismos partidarios, la gente que no tiene el voto atado a un partido por tradición, se cansa y decide cambiar «las figuritas».
Las bases:
Esto, seguro no pasa con la base que cada partido tiene «cautiva» por diferentes motivos. Los militantes, leales defensores acérrimos de sus jefes de turno, en su mayoría «mutan» a cualquier nuevo lineamiento, defienden lo indefendible y explican lo inexplicable, sea cual fuere el gobierno al que defiendan, antes los designados de Santalla, los aplaudidores de Cristina o los que vengan a adular a Poletti, a Vidal y a Macri. Los fanáticos sin criterio propio no faltan nunca, ya que viven de las migas y corren tras el discurso oficial. Ningún presidente ni intendente, gobernó sin talibanes que hiciera y dijeran cosas con las que ni remotamente estaban de acuerdo.
En algún momento de sinceramiento, el ex concejal Heredia supo reconocer que hasta en la increíble década del menemismo había que ocupar el lugar y votarlo igualmente, a pesar de las consecuencias visibles de su gobierno, para no dejar ese lugar vacío y que lo ocupe otro. Esto demuestra que la lealtad al jefe de turno, hasta niveles autodestructivos, no solo es posible, sino una constante en todos los frentes partidarios, ya que su objetivo de base es «no irse».
Habiendo dado vuelta la página del peronismo menemista (regido por las soluciones de Alsogaray), con tristeza los independiente, y con bronca el peronismo ya alejado de liberalismo, asistimos estupefactos al ver como la UCR y al FrePaSo (la Alianza) aplaudiendo la llegada de Domingo Cavallo a economía (algo tan impensable como que un argentino llegara a ser Papa). Ahora contamos con Progresistas y radiales «más maduros» que acordaron con el pro en la convención de 2015. Impensable hasta enero pasado. Pero la tropa los siguió y acepto un extraño (nunca mejor aplicado) y votaron a Macri desde la UCR, muchos con dudas, pero lo hicieron. Nada de esto es nuevo: antes contamos con peronistas en el gobierno radical de la Alianza, y por supuesto se dio la readecuación de los discursos peronistas pasando del menemistas al Duhaldismo, y saltando luego al kirchnerismo y luego al Cristinismo duro. Lo acepten o no, cada gobierno fue distinto y alejado (en formas de gobernar, medidas de fondo y resultados), a su antecesor. Pero en todos los casos las bases siempre están prontas a desenvolver sus argumentos poco convincentes, adaptándose al momento. ¿Alguien hubiera imaginado un radical de cuna, con Macri al frente de su movimiento?.
Subestimar a los independientes:
Para bien o para mal, fuera de las bases y estructuras políticas principales, existe gente que piensa antes de votar. Esto no implica que lo haga bien o mal, sino que no tienen lealtad a un jefe, y representa ese porcentaje realmente libre de ataduras sentimentales, ideológicas, de versos y con independencia de las dadivas económicas de los gobiernos de turno, los que en definitiva cambian los cursos de la historia. Son los que ayudaron a ganar a Alfonsín, cuando no tenía posibilidades, a Menem para huir de la economía alfonsinista, a Vidal casi sin conocerla, y a Macri como un torpe manotazo de ahogado para deshacerse de Cristina Fernández, que de todas formas ya no era una alternativa posible. Este voto responde casi siempre a los que se sienten encerrados, y sufragan «en defensa propia» como dijo un viejo peronista: «cuando la gente se hincha las pelotas del gobierno, lo cambia».
La gente que realmente opta, no tolera (por demasiado tiempo) cualquier cosa de la administracion, en ninguna escala, tampoco a nivel local. la gente que vota por la gestión, por los resultados, por lo que le aportan los servidores públicos a su calidad de vida, entrega el apoyo el día del sufragio, pero no lo olviden, estos, son votos prestados. La gente independiente no firma cheques en blanco. En su lugar va midiendo que hace cada uno, los evalúa, y si bien es cierto que decide a último momento, es todo lo que hicieron por ellos, o no hicieron por ellos, lo que sopesa al final, luego de dos años, cuando debe volver a dar continuidad o establecer cabios de juego impredecibles.
«Yo creo que soy el mismo pero con mucha más responsabilidad y más problemas.»
Para advertir esto, hace falta humildad y un poco de atención al mundo real, no mucho más. Y el nuevo intendente parece estar consciente de su lugar y lo expresó a NBA “Espero estar a la altura de las circunstancias y que esto no me mareé. Si uno cambia espero me lo hagan saber. Yo creo que soy el mismo pero con mucha más responsabilidad y más problemas. Hemos trabajado mucho para llegar a donde llegamos, pero también estoy consciente que así como la gente me dio una mano para llegar también te la puede sacar para retirarte su apoyo. Más allá de la legalidad que tiene que ver con las cosas formales, yo creo que es tan o más importante la legitimidad y eso se gana día a día trabajando de cara a los vecinos”- dijo Poletti.
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