«La responsabilidad máxima siempre es de los productores» “Aparte de la responsabilidad de los colegas, tiene que estar la atención del productor en función del contexto. El profesional, el técnico, el Ingeniero Agrónomo tiene que establecer la condición y la oportunidad de aplicación. Estamos planteando responsabilidad por parte del técnico (que prescribe cual es el agroquímico que se va a aplicar), responsabilidad por parte del producto y también contar con el asesoramiento del inta”.
El problema de los agra tóxicos está lejos de terminar, aun a pesar de la conformidad del sector rural. Rescatamos una nota que fue realizada en el programa el tempano de Radio Mitre Ramallo, en medio de las audiencias del 2014 sobe el uso de fitosanitarios, donde el Dr Soma, integrante del INTA, manifiesta una posición equilibrada y hace hincapié en la gran responsabilidad de los productores como la clave del problema: » nuestro centro urbano el centro regional buenos aires sur de INTA, produjo un documento que establece un conjunto de buenas prácticas a ser incorporadas en el trabajo diario por parte de los aplicadores, y creo que ahí ya tenemos una caja de herramientas importante como para ir de alguna manera acotando el margen de error. La otra cuestión, y ahí va una responsabilidad del conjunto de los colegas, es que tenemos que analizar cada contexto de aplicación en función del territorio, la zona, que tipo de producción nos está demandando la aplicación de agroquímicos y a la vez la cuestión de contexto temporal, si estamos frente a una situación de viento o de alta temperatura. Aparte de la responsabilidad de los colegas, tiene que estar la atención del productor en función del contexto, en función de los vecinos que pueden estar cerca del lote donde se está aplicando y en resguardo de su propia vida”.
Soma, también señaló: «en el caso de las restricciones con un espacio fijo, ahí tenemos que considerar que esas restricciones. En la aplicación terrestre con la determinación de buenas prácticas, y teniendo en cuenta algunas precauciones (qué producto estamos aplicando, dónde lo estamos aplicando, como está el clima si hay viento o altas temperaturas), no necesariamente tienen que ser 1000 mts”. Para saber cuál sería la distancia correcta en la aplicación hay que hacer un análisis del contexto. El profesional, el técnico, el ingeniero agrónomo tiene que establecer la condición y la oportunidad de aplicación; y llegado al caso contar con el asesoramiento del INTA”.
Es evidente que, en otras palabras, lo que plantea criteriosamente Soma, es que los actores que se benefician con el uso de estos productos tóxicos tiene q trabajar en conjunto y tomar en cuenta los factores técnicos, legales y climáticos, como el asesoramiento permanente de los ingenieros como también de contar con los controles del estado. Solo así, con una legislación pobre o excelente, se podrá evitar el daño a la comunidad, a los trabajadores y al propio suelo. Sin el compromiso serio de los productores, no hay ley que garantice la ausencia de problemas.
El Dr Soma, llego más lejos y aseguro que «se puede cambiar la ecuación económica del productor».
«yo creo que tenemos que ir visualizando una agricultura basada más en los proceso productivos, más que una agricultura exclusivamente basada en la aplicación de agroquímicos. Tenemos que entender más que las rotaciones pueden seguir siendo parte de las herramientas de trabajo y que quizá podemos minimizar la aplicación de productos y donde no solamente cambiamos el tipo de agricultura o de producción sino que también hasta podemos cambiar la ecuación económica del productor por un lado, pero también podemos cambiar la ecuación de conservación del recurso suelo que es la base de trabajo, no solamente para ahora, es la base también para la generación siguiente de agricultores, que está requiriendo que nosotros prestemos atención en estos procesos productivos, hoy”.
Esto deja a los reclamos del campo en una posición discutible. Aunque el sector no lo haga público, aparentemente hay más mecanismos por los cuales se pueden solucionar muchos de los problemas, sin la supuesta «necesidad exclusiva» de determinados productos.
Lamentamos que nadie, ni medios, ni voceros de uno u otro lado, ni autoridades ni la política, profundice en la búsqueda, investigación y difusión de estas otras alternativas que podrían ser de gran ayuda en este conflicto, por lo menos en parte. Y tanto los productores como el estado provincial y nacional, o ante su ausencia, el gobierno local debiera involucrarse más a través de profesionales idóneos, para brindar los mecanismos que abran el panorama y se inicien nuevas prácticas o prácticas llevadas adelante con más responsabilidad y eficiencia.
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