Es obvio que si a comienzos de la década del ‘70 éramos casi 24 millones de habitantes y hoy somos mas de 40, algo sucedió entre lo primero y lo actual. Los hospitales en su gran mayoría superan los 50 años de antigüedad con casi la misma infraestructura y el doble de pacientes. Las escuelas públicas saturadas de niños y con una metodología de aprendizaje absolutamente diferente, con libertad exagerada en el comportamiento de los alumnos frente a los docentes y estos que se encuentran atados de manos porque al primer intento de reprender a un alumno, aparece la mamá o el papá con un machete y le rompe la cabeza, como está sucediendo en muchos lugares del país.
Está muy bien que el alumno deba ser contenido en la escuela, pero ello no significa que la familia se desentienda y encima reaccione violentamente cuando se entera que su «niño» no es lo que parece. La Escuela instruye, la casa educa y así fué siempre desde que tengo uso de razón.
Ningún gobernante, antes o ahora, tuvo la idea de acompañar el crecimiento demográfico con medidas que fueran cubriendo las necesidades que tiene el ciudadano común. Si hablamos de salud, basta con ver los hospitales atestados de enfermos en los pasillos sacando números a la madrugada, para darnos cuenta que los responsables de la salud se quedaron en la década del ‘70 y la verdad, por más números que hagan y hablen en los medios explicando lo inexplicable, la realidad es una sola… somos muchos más y hay mucho menos para atendernos.
Hemos abierto las fronteras sin averiguar absolutamente nada sobre los posibles antecedentes de quienes ingresaron al país desde hace años con la excusa de recibir a todos los ciudadanos de buena voluntad, esa misma que en muchos luigares de origen, se le quitó por sus actitudes poco claras ante la Ley. La delincuencia creció en cifras que ya no se pueden saber porque no existe un estudio criminalístico que así lo determine y permita desarrollar planes para, al menos, disminuirla. Los investigadores creen que es como un cóctel Molotov con la mecha cerca del fósforo porque es un enemigo al que no se conoce y camina a nuestro lado permanentemente.
Nos fuimos de la dictadura a las Leyes blandas sin escalas, blanco o negro, sin grises que nos den la posibilidad de actuar en consecuencia cuando algo no está bien. La Policía no puede interrogar o llevar a la comisaría a un sospechoso, pero si usted o yo, ciudadanos comunes que trabajamos y cumplimos con todas las leyes, golpeamos a un delincuente, al instante estamos subidos a un patrullero camino a la dependencia más cercana. Crecimos en cantidad de habitantes, pero también recibimos invasiones foráneas de aquellos países que por idénticos problemas a los nuestros, fueron desplazando del sistema a su gente más necesitada en vez de contenerla como corresponde y los gobernantes de esos países que, casualmente son todos «muy amigos» en ideologías y formas de gobernar, creyeron solucionar sus problemas quitando del medio a su propio pueblo, obligando a otros a hacerse cargo de toda la asistencia necesaria a su humilde gente.
Lo insólito es que después vemos a nuestros gobernantes juntos en la típica foto que intenta demostrar lo unidos que estamos todos los hermanos latinoamericanos, pero los invitaría a permanecer sin permiso en Uruguay, Chile, Bolivia, Paraguay, Brasil, Perú, Venezuela y algún otro «Estado amigo».
Las villas de emergencia en «todo el país» están habitadas en mas del 70% por extranjeros, muchos de ellos indocumentados y nada se hace para solucionarles su situación. Estamos enfrentados entre hermanos y no por ideologías sino por estúpidos que somos cuando no aceptamos la decadencia que tenemos como ciudadanos en un hermoso país como el nuestro. Hemos llegado a un punto tal que días pasados, un colega lector que debe conocer alguna de las reflexiones de este servidor «Si no te gusta como estamos andate y listo», y le respondí que «La palabra se va conmigo, y puede ser escrita desde cualquier parte del mundo».
Por cierto qué, lejos está en mi forma de pensar la discriminación, pero si no reconocemos que esto es una realidad, jamás vamos a comenzar el camino de las soluciones y si continuamos escondiendo y mintiendo con números que a la población muy poco le importan, seguiremos fracasando junto con quienes tienen que tomar determinaciones y obrar en consecuencia, de lo contrario, nos tendremos que enfrentar con cuanto buitre se cruce por nuestro camino porque no tendremos otra solución para mantener a todas y todos los que no trabajan ni estudian pero cobran.
Estos son temas que no pueden solucionarse desde la ideología o simpatía por uno u otro partido político y aquellos que defienden lo indefendible simplemente por pertenencia, deberían comprender que, llegado el momento, no sólo serían partícipes de una culpa sino de una consecuencia nefasta para la República y pasarían a formar filas detrás de los que sufriremos por la inoperancia de quienes fueron elegidos para solucionar los problemas, que ya conocían hace muchos años e ignoraron sus resultados.
Toda dirigencia política siempre tiene a quien echarle la culpa, ahora, como somos parte de esta mentirosa globalización, estamos inmersos en una laguna de agua sucia sufriendo las consecuencias de la economía mundial y desde el «poder político» por las dudas se les ha informado a todos los señores gobernadores que tantas veces fueron a buscar dinero fresco para sus Provincias para pagar los sueldos que… NO HAY PLATA… y deberán recurrir a la emisión de deuda por afuera del sistema para continuar con alguna de las obras prometidas o para apagar algún incendio que se pueda producir llegado el momento. De algo estamos seguros y es que lo único que seguirá teniendo apoyo de la Casa Rosada con fondos públicos, es el fútbol, automovilismo, Qunitas (con Q) y algún evento artístico que convoque a la juventud con los mismos artistas de siempre y… con los mismos contratos de siempre…NO TAN GRATIS porque de algún bolsillo saldrá.
En fin… somos muchos mas y cada día tenemos menos atención de los que gobiernan. Los responsables y sus seguidores en vez de enojarse ante este tipo de reflexiones, deberían comenzar por cambiar sus discursos y actitudes… alejándose de la violencia verbal pues toda vez que alguien piensa diferente se lo convierte en enemigo. Bajar el nivel de confrontación se hace necesario y nos hace mucha falta a «todas y todos».
Escrito por Ricardo Bustos, Capioví, Misiones
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