El Ejecutivo municipal decidió salir a enfrentar a los trabajadores. La polémica por los despidos en distintas áreas de la Municipalidad de Ramallo abrió un frente de conflicto nuevo para la administración Perie. La denuncia en el Ministerio de Trabajo por despidos arbitrarios, es el amparo a una situación que se venía dando y el gobierno prefería ocultar.
A poco más de dos meses de gestión, el gobierno local entró en varios frentes de conflictos, la insistencia en querer instalar el relato de la falta de fondos y cuentas en rojo, llego a un cuello de botella: enfrentarse con el empleado municipal. La deuda en el pago de horas extras y las demoras en el pago de salarios genero un malestar en la planta de empleados, que se agudizó con los despidos, destrato y desplazamientos.
Por esto, el sindicato de mayor representación que tiene el municipio, ATE Ramallo decidió presentarse ante las autoridades provinciales denunciando despidos arbitrarios del gobierno de Gustavo Perie. Pero esta vez, desde el gobierno salieron al cruce, en medio de chicanas y acusaciones.
45 despidos
ATE denuncio que el gobierno de Gustavo Perie despidió arbitrariamente a 45 trabajadores del Municipio y el Hospital Gomendio. A ese número se suman una importante cantidad de contratos que fueron cesanteados, desplazamientos de funciones y reubicación de áreas. El malestar del trabajador municipal es visible y se canaliza a través de sus representantes.
El actual intendente había manifestado en reiteradas oportunidades que no se efectuarían despidos en la planta municipal durante su mandato, pero no pudo cumplir su promesa. Cerca de 50 trabajadores fueron despedidos de diferentes áreas bajo diversas excusas. Antes de asumir, Perie se reunió con las autoridades de ATE Ramallo buscando conformar una mesa de trabajo en conjunto, pero la relación se rompió.
Primero con las amenazas de despidos, que se terminaron materializando en casos puntuales, para seguir con una deuda millonaria con los trabajadores en conceptos de horas extras, quita de adicionales y suspensión de ascensos. Ese combo explosivo termino por desencadenar un conflicto real, en términos de convivencia laboral.
Esta semana, este panorama fue denunciado en el Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires. Esto es una muestra de la falta de dialogo por parte del Ejecutivo, que tuvo un pésimo manejo de la situación, a tal punto de llevar el conflicto al terreno de la chicana y difamación.
Confrontar al empleado
El “círculo rojo” del gabinete de Gustavo Perie optó por enfrentarse a ATE. En una semana que se esperaban definiciones, la respuesta fue la confrontación. El actual secretario de Gobierno, Silvio Gaeto sostuvo que “podemos dar respuesta a cada uno de los planteos que nos hagan”, emulando la célebre frase del ex funcionario del área, Fabián Mussi, con su desafiante “yo tengo espalda…”, del gobierno polettista.
Gaeto eligió anticiparse a responder una pregunta que todavía no se hizo, recién este miércoles ATE explicará los alcances de su presentación. Lo evidente es la falta de respuesta que tiene el Ejecutivo sobre el conflicto, aún no ha dado señales claras de cómo será la relación con los empleados, y con los gremios que no coincida políticamente.
Días antes de terminar enero, Perie y Lescano, secretario general de ATE Ramallo, se reunieron en búsqueda de solucionar posibles conflictos: pago de horas extras, despidos y paritarias. El gobierno incumplió cada una de sus promesas. Esto incremento el malestar en los trabajadores, que viven con incertidumbre cada fin de mes, con la especulación de la fecha de cobro.
A esto se le suma la multiplicidad de situaciones que se vienen dando en amplios sectores del municipio, denuncias de maltratos y persecución mediantes, que complicaron la convivencia laboral. Áreas como deporte, turismo, obras públicas y algunas delegaciones son ejemplos de los conflictos entre funcionarios y empleados, que el gobierno de Perie no supo sobrellevar.
El empleado organizado
El llamativo silencio del resto de los sindicatos municipales, minoritarios en representación, pone al sector de ATE al frente de la defensa del empleado municipal. La nueva administración subestimo el poder de representación de Adrián Lescano, secretario general de la Seccional Ramallo, Salto y Arrecifes de la Asociación de Trabajadores del Estado, con llegada a provincia.
ATE fue el sindicato que más creció en los últimos años y que tiene los papeles en regla. Define discusiones paritarias y discute convenios colectivos en Ramallo y otros distritos. El solo comunicado de prensa del día lunes, advirtiendo de esta presentación, movilizo a todo el gabinete de Perie a ponerse en pie de guerra, donde Gaeto debió salir en los micrófonos amigos para contestar.
Desde el Consejo Directivo Provincial de ATE, integrado por la comisión directiva de ATE provincia y por todos los Secretarios Generales de la diferentes seccionales de la provincia de Buenos Aires, salieron a respaldar a Lescano y su denuncia.
Este martes, Lescano recibió el apoyo de Oscar de Isasi, Secretario General de ATE provincia de Buenos Aires, quien remarcó la declaración del estado de alerta y movilización a nivel local. El gobierno de Perie eligió pulsear con los gremios, seguramente su respuesta será en la calle, con los trabajadores movilizados.
Mala imagen
Gustavo Perie inició su mandato buscando instalar una imagen de conciliador y abocado a gestionar. Desde el departamento de prensa municipal fueron cuidadosos de mostrar un Perie manteniendo reuniones con funcionarios provinciales y nacionales, de distinto color político.
Además se posicionaba como un actor determinante dentro de la Segunda Sección Electoral, como intendente más referenciado con el ala PRO. Esa imagen, en plena construcción, se tropieza con su primer conflicto.
¿Sera la imagen de Ramallo la de un conflicto constante? Una marcha frente al palacio municipal, por despidos de trabajadores y promesas incumplidas. Una relación rota, con un sindicato de peso local y provincial. Y un intendente pidiendo recursos para paliar una situación económica que no puede controlar, parece no ser el mejor comienzo, para una administración que no encontró el rumbo.