Cerca de ser una crónica anunciada, por el fastidio generalizado de un pueblo, se llevó a cabo una jornada que quedará grabada en la historia de nuestro país. Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel tomaron juramento en el Congreso Nacional, marcando el inicio de lo que promete ser una era sin precedentes en la presidencia de nuestra nación. El simbolismo del traspaso de la banda y el bastón presidencial por parte de Alberto Fernández subrayó la continuidad de nuestro sistema, gracias a Dios para el creyente, democrático.
Detrás de los protocolos y sonrisas para las cámaras, las tensiones y competiciones ideológicas fueron evidentes, subrayando que, aunque la democracia prevalece, las diferencias persisten. De todas formas, sin dudas, no era el día para observar actitudes de los ya conocidos, sino para ver las de los desconocidos.
El discurso de Milei en las escalinatas del Congreso, reafirmando su plan «motosierra» y anunciando un ajuste enfocado en el Estado, fue un llamado de atención. A pesar de reconocer las posibles consecuencias en la actividad económica, el empleo y los salarios, su proclamación de una «nueva era de paz y prosperidad» fue respaldada fervientemente por sus seguidores presentes en la Plaza de los Dos Congresos.
La imagen de Milei asomándose al balcón, con un aire de rockstar político, generó una euforia contagiosa, tanto entre sus partidarios como entre aquellos que decidieron presenciar el evento sin compromiso político alguno, bajo el abrasador sol responsable de los 35 grados centígrados.
Aunque la jura de ministros se llevó a cabo de manera íntima y sin cobertura televisiva, las reacciones no se hicieron esperar. Desde Juntos por el Cambio, Mauricio Macri expresó su afinidad con el mensaje de ajuste, mientras que desde otras agrupaciones como Unión por la Patria y el Frente de Izquierda y Trabajadores surgieron críticas contundentes.
La sonrisa de Javier, sin dudas, recorrió canales de televisión y portales de noticias de todo el mundo. A pesar de ser un día largo, su hermana Karina, que no se separó de él ni un segundo, contribuyó, al menos aparentemente, para que esa alegría siguiera a pesar del paso de las horas.
La jornada concluyó con la gala presidencial en el Teatro Colón, donde Milei, rodeado de figuras políticas y artistas, cerró un día histórico antes de retirarse al Hotel Libertador, lugar importante para el presidente ya que este fue la sede elegida por La Libertad Avanza (LLA) para que Javier y los referentes de su espacio reciban los resultados del balotaje. Algo así como equipo que gana mi se cambia.
El nuevo jefe de estado asumió un papel crucial en medio de un panorama financiero desafiante. La cuenta regresiva para evaluar su gestión ha comenzado, y solo el tiempo revelará qué resultados aguardan a nuestra patria en estos tiempos inciertos.
