“Lo mataron a mi hijo y se me cagaban de risa en la cara”. Andrea Scalengue denunció que su hijo Facundo Scalzo, de 20 años, fue “asesinado de cuatro tiros (dos de ellos en la espalda) en un caso de gatillo fácil que no debe quedar impune”. Por el hecho ocurrido en el barrio Rivadavia I, en el bajo Flores, fueron detenidos tres integrantes de Gendarmería Nacional, quienes están imputados por el delito de “homicidio calificado”.
La información fue confirmada por Yamila Cirigliano, coordinadora del Area Interdisciplinaria de la Dirección Nacional de Acceso a la Justicia, cuya titular es Gabriela Carpineti. La abogada Romina Avila fue designada por la dirección nacional para que represente en la causa a la familia de la víctima.
Cirigliano explicó que los gendarmes, al prestar declaración en la causa, hicieron “un relato que es muy incongruente, porque dicen que fueron al barrio ante la denuncia de un supuesto robo por parte de una vecina”. El dato está en el sumario administrativo abierto en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, pero por el momento “no hay constancia del llamado al 911” e incluso habría otra versión según la cual habían ido a buscar directamente al joven que fue asesinado. Lo cierto es que “no hay constancia de la denuncia de la vecina”.
“Mi hijo no era chorro ni narco”, declaró la mamá del joven, para rechazar versiones difundidas al voleo por algunos medios periodísticos. Cirigliano confirmó que el joven “no tenía antecedentes, nunca tuvo una entrada” por delito alguno. Los gendarmes aseguraron que cuando llegaron al barrio “vieron correr a dos jóvenes y comenzaron a seguirlos”. Según los dichos de los tres detenidos “ellos dispararon hacia las piernas, pero la médica que atendió al joven en el Hospital Piñero, donde murió a los pocos minutos de haber ingresado, le dijo a la madre de Facundo que tenía dos balazos en la espalda”, que fueron los que le causaron la muerte. Ahora se aguarda el resultado de la autopsia, para confirmar ese dato y para saber por dónde ingresaron los otros dos balazos, que habrían dado en los brazos de la víctima.
“La Gendarmería tiene vigente de nuevo un protocolo de actuación específico que establece que deben dar la voz de alto antes de disparar, pero todo indica que eso no existió y que estamos asistiendo a una familia por un probable caso de gatillo fácil”, señaló Cirigliano.
Fuentes de la comisaría de la Comuna Séptima dijeron que el joven recibió “dos tiros por la espalda y dos en los brazos”. El cuerpo de Scalzo estuvo tirado en el piso, en la esquina de Alfonsina Storni y Pasaje Roldán, durante 50 minutos, hasta que recién llegó la ambulancia del SAME. Durante ese tiempo, la madre no pudo acercarse a él para saber si estaba con vida, porque los gendarmes hicieron un cordón infranqueable, luego de transitar sobre la escena del crimen, como se advierte en un video realizado por vecinos.
La madre tampoco pudo subir a la ambulancia que lo llevó hasta el Hospital Piñero, donde murió a poco de llegar. Los gendarmes se lo impidieron y denunció que “una gendarme” la golpeó cuando intentó subir a la ambulancia, escena que se aprecia también en las imágenes difundidas.
Los vecinos del barrio afirmaron que Facundo Scalzo fue fusilado por la espalda. Uno de los vecinos, que lo conocía desde la infancia, refutó las acusaciones que hicieron sobre la víctima. “Era un pibe honesto, ningún narcotraficante vive en la situación de pobreza que vive su familia”. Facundo vivía con su madre, su hija, su abuela y tres hermanos pequeños en el Barrio Rivadavia I, lindante con la Villa 1-11-14. El hecho ocurrió a unas cuadras, en el Barrio Rivadavia II.
“Facundo estaba en la esquina, vinieron los gendarmes y le pegaron cuatro tiros. Lo dejaron morir, no me dejaron que lo levante. Se me cagaban de risa en la cara”, dijo su madre.
Fuente: Página12