La angustia y el miedo a perder el empleo convive con los trabajadores de Motomel

Por Ramallo Informa




San Nicolás-Por estas horas, unos 450 empleados de la planta Motomel La Emilia se encuentran suspendidos debido a la decisión de la empresa de achicar costos para nivelar stock en un contexto de caída de ventas. El cielo para estas personas y sus familias está cubierto por nubes grises, mientras el sol no asoma en el horizonte.

Angustia e incertidumbre son sensaciones fáciles de percibir en la voz de los trabajadores de la planta Motomel La Emilia, que por estas horas se encuentran finalizando la primera de las dos semanas de suspensiones aplicadas por la empresa con el objeto de frenar la producción para nivelar el stock y acomodarlo a la menor demanda.

Esa angustia e incertidumbre se reducen al temor de perder el empleo. El panorama para la industria -en general- es crítico. Y para el sector de motovehículos es -todavía- un poco más difícil.

“Estamos todos con mucho miedo”, cuenta uno de los empleados suspendidos, que al igual que el resto de las personas prefirieron guardar la identidad por temor a que la empresa tome “otras medidas” directas.

De acuerdo al Acta Acuerdo celebrada en la delegación local del Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, los 450 operarios suspendidos debieran reincorporarse a sus tareas el lunes 3 de septiembre. El acuerdo actual contiene -entre otros puntos- el compromiso de la empresa de descontar del salario una de las dos semanas de suspensión.

Por el momento no hay novedades oficiales en relación a las decisiones que tomará la empresa a partir del 3 de septiembre, teniendo en cuenta un contexto que no se ha modificado.

“El miedo que tengo yo es el mismo que tienen todos los que estamos suspendidos. Es un miedo diario, porque hoy vas a fichar [el ingreso] y no tenés la garantía de que la máquina te acepte la fichada. Y entonces te tenés que volver a tu casa”, cuenta la misma persona. El temor también convive con los trabajadores cuyos contratos están a vencer. “Hubo muchos casos en los que a las 14:45 te llaman de Recursos Humanos para decirte que no te renuevan el contrato. Es decir que estás todo el tiempo conviviendo con esa posibilidad”, sostiene otra de las personas que se encuentran bajo la modalidad contractual. “Este mes fueron sacándose de encima dos, tres y hasta cuatro personas por día de esa manera”, afirman estas personas.

Sin distinción

La baja de personal, según manifiestan las personas que accedieron a dialogar con este medio, no se rige bajo un esquema de merecimientos. Es decir que no se deja de prescindir de aquel que acumula más asistencias o tiene dificultades para el cumplimiento de las tareas sino que se aplica de manera arbitraria.

Más allá de su legalidad, el sistema de contratos puede ser muy perverso. De hecho hay personas que manifiestan que trabajan en Motomel desde hace algunos años pero -a pesar de ello- continúan bajo el régimen de contratos mensuales. Si, por 30 días. De allí que la angustia es diaria, porque desde el día 1 al día 30 se convive con la posibilidad de no renovación del contrato. También se acuerdan contratos por dos y tres meses.

“Tenés que trabajar cinco años para que te pongan efectivo. Pero se dan casos de trabajadores que a los cuatro años y medio le comunican que no le renuevan el contrato. Es horrible”, afirma otra persona que presta servicio en la planta ubicada en La Emilia. También denuncian que la indemnización a las personas que estaban efectivas no se corresponde con lo que marca la Ley de Trabajo. Y que al momento de hacer el reclamo les informan que si inician acciones legales no los volverán a contratar.

Menos ingresos

El salario de un ingresante a la planta Motomel La Emilia ronda los $ 14.000, aunque no todos están hoy percibiendo esa suma en virtud de los descuentos correspondientes a los días no trabajados por suspensión o vacaciones adelantadas. De hecho, durante agosto los trabajadores recibirían el pago correspondiente a unas 155 horas del mes, lo cual equivale a tres cuartas partes del total mensual.

Ante la consulta de plantear una defensa conjunta, las personas que dialogaron con este medio dieron cuenta de una situación que se manifiesta en muchas otras empresas. “La gente mucho miedo porque si levantás la voz te sacan. Nadie quiere decir nada”, aseguran.

De lo que no se puede dudar es el compromiso con la empresa de -al menos- gran parte de los trabajadores de Motomel, muchos de los cuales colaboraron en la recuperación de la planta que se viera afectada por el desborde del Arroyo del Medio en 2017, cuando el agua ingresó hasta un metro de altura.

Muchas de las personas que emplea Motomel son jóvenes solteros/as, aunque muchos otros tienen familia y son única fuente de ingreso en ese hogar. Esto potencia la angustia y la incertidumbre en un contexto en el cual perder un trabajo y encontrar otro en un tiempo razonablemente corto es prácticamente imposible.

Fuente: El Norte





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