Había sido hisopado por ser contacto estrecho con un caso positivo y su muestra fue remitida con las que están pendientes de resultado. Su contacto pertenece al grupo del caso del prefecturiano de Ibicuy y pese a que tenía factores que lo hacen más propenso al contagio no había presentado síntomas de la enfermedad. «Nunca tuvo síntomas respiratorios ni fiebre», dijo el Dr. Guillermo Sancho.
Cerca de la medianoche del martes, desde la localidad confirmaron el deceso de Ricardo Ignacio Piris, un hombre que vivía en un predio lindero a una iglesia evangélica. El lunes 29 de junio, junto a otros varios casos relevados y a contactos familiares positivos de COVID-19 se decidió practicarle un hisopado.
El hombre que hace poco tiempo habia sufrido un accidente callejero de consecuencias leves, permanecía en su domicilio y allí lo cuidaba su familia. «Por ser un contacto de un caso positivo» y por pertenecer a la franja etárea que se considera «paciente de riesgo» los médicos dedicieron practicarle el hisopado.
Cuando un segundo operativo sanitario recorrió Río Tala en procura de los contactos cercanos y estrechos del caso original se practicaron catorce hisopados en distintos domicilios, uno de ellos fue el de este adulto mayor que falleció en su casa y que deberá ser trasladado con los cuidados correspondientes.
La salud de Piris estaba ya resquebrajada no solo por aquel accidente sino por otras dolencias que lo pusieron entre los casos de riesgo. No se le podrá practicar la autopsia hasta que no arribe el resultado del Instituto Maiztegui y sus restos deberán ser sepultados de acuerdo al protocolo dispuesto por la pandemia de coronavirus.
«Nunca tuvo síntomas ni fiebre y el resultado estaría el miércoles», señaló en los primeros minutos del miércoles el Secretario de Salud que ya había entrado en contacto con el caso.
Fuente: La opinión de San Pedro.