El asma es una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que más de 339 millones de personas tienen asma (un 4% de la población total), y se espera que este número aumente a medida que la población mundial crezca y envejezca.
El asma es causada por la inflamación de las vías respiratorias, lo que causa dificultad para respirar, opresión en el pecho y tos. Los síntomas pueden ser leves o graves y variar de persona a persona. Aunque no hay cura para el asma, hay tratamientos que ayudan a controlar los síntomas, por lo general usando aerosoles preventivos o de rescate.
En los últimos años, ha habido un aumento en la conciencia pública sobre el asma y su impacto en la calidad de vida de las personas. Los médicos han hecho hincapié en la importancia de un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado para garantizar que las personas con asma puedan llevar una vida dentro de todo normal.
A pesar de los avances en el tratamiento, esta enfermedad sigue siendo una carga para muchos pacientes y sus familias. La falta de acceso a la atención médica, la falta de conciencia sobre ella y la exposición a factores ambientales desencadenantes, como la contaminación del aire, el humo del tabaco, los incendios indiscriminados de los humedales, en el caso de los argentinos que residen cerca del Paraná, pueden contribuir a un aumento en la incidencia de asma.
Es importante que se siga investigando y desarrollando tratamientos más efectivos, así como también que se promueva la educación sobre ella y se adopten medidas para reducir la exposición a los factores ambientales desencadenantes.
