La donación de órganos es vital porque salva vidas y mejora significativamente la calidad de vida de miles de personas que esperan un trasplante. Los órganos donados, como el corazón, los riñones y el hígado, pueden ser la única esperanza para pacientes con enfermedades terminales, brindándoles una segunda oportunidad. Este acto altruista también alivia la carga financiera y de recursos sobre los sistemas de salud, ya que los receptores de trasplantes suelen necesitar menos tratamientos médicos costosos. Fomentar una cultura de donación y aumentar la conciencia sobre su importancia puede ayudar a reducir el déficit de órganos disponibles, asegurando que más personas reciban el trasplante que necesitan para sobrevivir.