Según el relato de Valeria Cejas, encargada del museo, mientras realizaba tareas de limpieza en la galería y la vereda, escuchó un estruendo fuerte que provenía del área del baño. Al acercarse, descubrió que se habían roto los vidrios del baño como resultado de un acto vandálico. Afortunadamente, estuvo acompañada por su madre, quien también fue testigo del incidente.
De manera sorprendente, cuatro niños de entre 10 y 12 años fueron avistados saliendo del lugar, aparentemente involucrados en el incidente. Aunque no se pudo identificar al autor exacto de los daños.
Ante esta situación, Valeria tomó la decisión de hacer la denuncia policial. Aunque el vandalismo no dejo personas heridas, si afectó directamente al museo, por eso la necesidad de reflexionar sobre el comportamiento y la conciencia ciudadana en general.
El descargo de la encargada del museo en las redes sociales, refleja su frustración ante la falta de recursos, la falta de conciencia y el apoyo insuficiente para proteger el patrimonio cultural. Además, hace un llamado a las familias de los niños involucrados, esperando que se les inculque la importancia de respetar los espacios públicos y evitar este tipo de comportamientos.
