Juan Córdoba es un experimentado bombero voluntario del cuartel de Villa Ramallo que hoy estará desfilando a partir de las 18 por las arterias principales de la ciudad. En diálogo con Es Ramallo, el programa que conduce Matías Rosa en Estación NBA FM 88.9, relató parte de tu vida.
“Cuando sentimos la alarma sonar, o sea, la llamada de emergencia, dejamos todo lo que estemos haciendo y acudimos inmediatamente al Cuartel. Nos cambiamos lo más rápido posible porque para nosotros el tiempo es oro. Después, llegamos al lugar y, no importa la situación, trabajamos dando el máximo de nosotros, todo lo mejor que podemos dar”, comentó quien celebra 25 años como voluntario.
El encuentro con la gente ilusiona a todos los bomberos: “Es emocionante. El gracias, el abrazo con la gente. El reconocimiento de la gente de nuestra ciudad es bárbaro. También vemos los nenes que se emocionan al vernos y es grandioso”, relató acongojado, “El cuartel siempre está abierto y la semana que viene vamos a recibir a muchos chicos de la escuela, gracias a Dios”.
Se sabe, su trabajo es de sumo riesgo, e implica la posibilidad de morir al ayudar a vecinos: “Hay casos puntuales que nos ha pasado de terminar emocionados por el trabajo que hacemos, pocas veces son las que tomamos conciencia del trabajo que hacemos y la verdad que tener esta vocación es hermosa. Tratamos siempre de dar lo mejor y nos cuidamos mutuamente. Somos una familia”.
Hasta hace un tiempo, la posibilidad de que empresas tomaran bomberos era escasa, dado que podían dejar su puesto de trabajo en cualquier momento del día. Sin embargo, no es el caso de Juan, que trabaja en Ternium Siderar: “Hace muchos años que soy bombero, tengo 25 de servicio y 28 en la institución. Hoy, las empresas nos tienen en cuenta, al momento de ir a pedir trabajo, porque realmente estamos preparados para cualquier situación. Antes no se tomaba dimensión de lo que uno representaba, pero con el tiempo fue cambiando. Es como que al tener que mantener una ética dentro y fuera del plantel, ayuda”, confesó.
“A mis viejos les costó entender que me gustaba ser bombero. Tenía un tío y mi madre pasó un tiempo. No podían entender cómo podía trabajar tantas horas sin nada a cambio. Pero me trajo muchas cosas lindas esta vocación. Tengo una familia, me valoran en el trabajo y aunque uno no entra en la fuerza para tener beneficios, las cosas se van dando”, comentó.