Según un informe reciente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), el consumo per cápita de carne vacuna en Argentina alcanzó un mínimo histórico de 47,2 kilos por persona al año, una cifra que no se veía desde hace 28 años. Esta caída, que equivale a una reducción del 11,2% en comparación con el mismo período de 2023, abarca de enero a octubre de 2024.
Aunque el precio de la carne vacuna subió solo un 33% en este período, ha sido menos afectado por la inflación en comparación con otras carnes: el pollo y el cerdo aumentaron un 176% y 173% respectivamente, según datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA). En Rosario, el incremento de precios se mantuvo por debajo del 40%, pero aun así, los consumidores optan cada vez más por alternativas más económicas como el pollo y el cerdo.
Miguel Schiariti, presidente de CICCRA, señaló que la caída en el consumo de carne vacuna se debe en gran parte a la inflación y a la pérdida de poder adquisitivo, factores que obligaron a muchas familias a buscar opciones más accesibles.
Para reactivar el mercado interno, se espera que los ingresos de los consumidores empiecen a mejorar hacia febrero o marzo de 2025, aunque la recuperación podría ser gradual.