El gobierno nacional salió apurado a mostrar un repunte en la actividad económica. Con los datos del INDEC sobre la mesa, en su último Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), señaló que en mayo la actividad económica creció 2,6% respecto del mismo mes de 2018, lo que detuvo la tendencia bajista de 12 meses consecutivos. La actividad agrícola empujo ese impulso.
Pero en el resto de los índices por actividad se profundiza la caída. En mayo (último dato oficial disponible), el comercio cayó 11,4% interanual según el EMAE. Así, en los primeros cinco meses acumuló un desplome del 12,1% contra el mismo período de 2018 y retrocedió al nivel más bajo desde 2009, un año en que la crisis internacional se hizo sentir en el país.
El derrumbe del consumo en los supermercados y en los autoservicios se aceleró al 13,5% interanual en mayo. En los shoppings del conurbano, en tanto, la baja alcanzó el 18,7%. Estos números arrastran ya once meses seguidos en declive.
Otro índice negativo es la actividad de la Industria Manufacturera, cayó 6,5% en comparación al mismo mes del año anterior. Mientras que la Construcción se derrumbó un 3,1%. Otros índices negativos fueron la Actividad Inmobiliaria (-2,1%) y los servicios financieros (-16%).
Se destruye el empleo
La destrucción de puestos de trabajo asalariados en el sector privado se aceleró en mayo, con el mayor derrumbe interanual de toda la serie del Sistema Integrado Previsional Argentino: 2,7%. Esto significa que, en un año, se perdieron 168.700 empleos de calidad.
Los datos oficiales, presentados en el Ministerio de Producción y Trabajo, mostraron que el deterioro laboral volvió a profundizarse. En mayo, se contabilizó un total de 12.084.200 trabajadores registrados, 217.100 menos que doce meses atrás, lo que implicó un retroceso interanual del 1,8%.
Lo más preocupante es que el 78% (168.700) de los puestos perdidos durante el último año eran de calidad. También bajó en 29.000 la cantidad de monotributistas, en 59.200 la de monotributistas sociales y en 2.500 la de autónomos. Los únicos que incorporaron trabajadores formales fueron el sector público (26.200) y las casas particulares (16.100). El resultado es claro: el empleo registrado cae y, al mismo tiempo, se precariza.
El salario, en caída libre
El salario real privado se hundió 8,9% interanual, según los datos oficiales del SIPA. La pérdida de poder adquisitivo es la otra cara del deterioro laboral y se acentuó a raíz de la megadevaluación del año pasado que disparó la escalada inflacionaria. Con paritarias que siguen corriendo de atrás, el derrape continúa.