Hoy, 25 de septiembre, se conmemora el 40 aniversario de un evento que ha dejado una huella indeleble en la fe católica de Argentina: la aparición de la Virgen del Rosario de San Nicolás. Esta celebración es un momento de profunda importancia para miles de fieles en el país y más allá de sus fronteras.
La historia de la aparición de la Virgen de San Nicolás se remonta a 1983, cuando varios habitantes de la ciudad afirmaron que los rosarios en sus hogares se iluminaban misteriosamente. Gladys Quiroga de Motta, una de las protagonistas de esta historia, interpretó este fenómeno como una señal divina y comenzó a rezar fervientemente. El 25 de septiembre de hace 40 años, afirmó que la Virgen María se le apareció por primera vez, marcando el inicio de un acontecimiento extraordinario.
Después de una segunda aparición, Gladys compartió su experiencia con el sacerdote Carlos Pérez en la iglesia local y luego acudió a la Catedral de San Nicolás de Bari. Allí, tuvo una visión relacionada con una imagen que había estado anteriormente en la iglesia. Junto con el sacerdote, exploraron un altillo de la iglesia y encontraron una imagen de la Virgen idéntica a la que había visto en sus visiones: la Santísima Virgen del Rosario. Esta imagen tenía la particularidad de que le faltaba la mano derecha y el rosario.
Tras este asombroso encuentro, la comunidad católica decidió celebrar cada 25 de septiembre el Día de la Virgen del Rosario de San Nicolás. Desde ese momento, fieles de toda Argentina y países vecinos han acudido al santuario de San Nicolás, conocido como «El Campito», para venerar a la Virgen María.
A pesar de que esta devoción era conocida desde antes, la Iglesia oficialmente reconoció estos hechos el 22 de mayo de 2016. Monseñor Héctor Cardelli, obispo de San Nicolás, firmó un decreto que oficializó la devoción a la Virgen de San Nicolás.
Hoy, 40 años después de su aparición, el templo católico en la calle Domingo Faustino Sarmiento 365 se llena de miles de personas que recuerdan con devoción y gratitud la figura de la Virgen de San Nicolás. Esta aparición ha dejado una marca perdurable en la fe y la espiritualidad de la comunidad católica en Argentina y más allá, y continúa siendo un poderoso símbolo de fe y esperanza para aquellos que la veneran.