14 de febrero, el día, o más bien el mes donde todas las marcas buscan conquistar a sus compradores con nuevas propuestas románticas. Una fecha comercial de la que ningún enamorado quiere dejar pasar a pesar de saber las diferentes empresas solo quieren vender.
Dicen que el amor es ciego, y en esta fecha hay quienes son capaces de robar una flor de algún jardín cercano con tal de recordarle a su amada/do este día tan especial. Las demostraciones de afecto no tienen pudor a la hora de hacerse públicas.
Pero ¿De dónde viene este San Valentín?
La celebración del Día de los Enamorados se remonta a Roma del siglo III cuando el emperador Claudio II decidió prohibir la celebración de matrimonios al considerar que los jóvenes solteros y sin familia eran mejores soldados ¿la razón? Simple: eran más libres al no tener vínculos emocionales y responsabilidades. Fue frente a esta nueva normativa que un sacerdote llamado Valentín (y, de ahí, el nombre) decidió rebelarse contra esta regla y casar en secreto a las jóvenes parejas enamoradas.
Convirtiéndose en una celebración popular, fue recién en la década de 1840 que las marcas vieron su costado comercial y empezaron a generar campañas a su alrededor. ¿Quién fue la pionera en este camino? La norteamericana Esther A. Howland quien empezó a vender tarjetas de regalo e ilustraciones con motivos románticos y que ella comercializaba en la librería de su papá. Cuando una idea es productiva, todos se la adueñan.