El año 1968 quedó marcado por un trágico suceso conocido como la «Puerta 12». Este incidente, que tuvo lugar en el estadio de River Plate, se convirtió en el evento más dramático ocurrido en un estadio del país, dejando un saldo devastador.
La tragedia se desencadenó tras un partido disputado entre River Plate y Boca Juniors, que concluyó con un empate sin goles. A la salida del estadio, los hinchas de Boca, se dirigieron hacia la Puerta 12, una de las principales vías de acceso y salida de las tribunas.
Sin embargo la Puerta 12 se encontraba cerrada, lo que provocó un caos y una aglomeración humana sin precedentes. Sin una salida abierta para escapar, los aficionados se vieron atrapados en un peligroso amontonamiento. La avalancha resultante causó la muerte de 71 personas y dejó a otras 113 heridas, en una escena de horror que conmocionó al país entero.
Las repercusiones de la tragedia de la Puerta 12 no se limitaron únicamente al ámbito deportivo. La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y los clubes involucrados tomaron medidas para brindar apoyo a las víctimas y sus familias. Se creó un fondo colectivo con el objetivo de resarcir económicamente a los afectados, aunque su efectividad y alcance fueron motivo de debate y críticas.
Además, se llevó a cabo una causa judicial que implicó a dos directivos de River Plate, responsables de la organización y seguridad del estadio. Sin embargo, esta causa no logró avanzar y los cargos no prosperaron, dejando un sabor amargo de impunidad para muchos.
A pesar de los intentos de reparación, el club River Plate tuvo que enfrentar las consecuencias legales. Indemnizaron a los dos únicos damnificados que presentaron una querella, en un gesto insuficiente para aliviar el dolor y la pérdida sufrida por tantas familias.
La tragedia de la Puerta 12 se convirtió en un hito trágico del fútbol argentino, una herida que aún perdura en la memoria colectiva. Este fatídico suceso sirvió como un llamado de atención sobre la importancia de la seguridad en los estadios y la responsabilidad de los clubes y las autoridades deportivas para salvaguardar la integridad de los hinchas.