Este 20 de febrero se cumple un nuevo aniversario del estreno de este tangazo.
En Es Ramallo!, el programa que se emite en Estación NBA FM 88.9 con la conducción de Matías Rosa, se celebró en su segmento tanguero este cumpleaños de una obra maestra.
La letra, descarnada y real, tiene aún hoy una gran vigencia. Está inspirada en la Década infame, influenciada por la pobreza de la década del 30 y con una galería de personajes que contrastan en mágica poesía. La antológica obra denuncia en sus versos el descreimiento de valores básicos de la condición y convivencia humanas. Fue censurada durante todos los Golpes de Estado en Argentina a partir de su creación.
“Cambalache”, escrita y compuesta por Enrique Santos Discépolo, fue estrenada el 20 de febrero de 1935 aunque su creación data de unos años antes,
Varios artistas hicieron “suya” a la canción con grandes interpretaciones. Entre muchos registros discográficos posteriores, figuran Tita Merello (1956); Edmundo Rivero con Héctor Stamponi (1959), Virginia Luque, Julio Sosa con Armando Pontier (1958) y más tarde con Leopoldo Federico; Rubén Juárez con el propio Pontier (1973), Susana Rinaldi con Julián Plaza (1976) y el Polaco Goyeneche (1982).
El cambalache es en la región el nombre que se le diera a la prendería o al trueque; un lugar de compraventa de artículos usados donde predominaba el desorden y el ruido.
El derrumbe de la economía mundial en 1929, los acontecimientos del 30 y la pobreza desatada, abrieron los oídos para lo que Discépolo venía sentenciando unos años antes en sus tangos Qué vachaché, Yira…Yira…, ¿Qué sapa, Señor….? Y allí la mezcla que anuncia el cambalache del mundo.
Una letra para deleitarse aún hoy.
Que el mundo fue y será
una porquería, ya lo sé.
En el quinientos seis
y en el dos mil, también;
que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
barones y dublés.
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue
y en el mismo lodo
todos manoseaos.
Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor,
ignorante, sabio, chorro,
generoso o estafador…
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
Lo mismo un burro que un gran profesor.
No hay aplazaos ni escalafón,
los inmorales nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro afana en su ambición,
da lo mismo que sea Cura,
colchonero, Rey de Bastos,
caradura o polizón.
¡Qué falta de respeto,
qué atropello a la razón!
cualquiera es un señor,
cualquiera es un ladrón…
Mezclao con Stavisky
va Don Bosco y La Mignon,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín…
Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia
junto a un calefón.
Siglo veinte, cambalache
problemático y febril…
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil.
¡Dale, nomás…!
¡Dale, que va…!
¡Que allá en el Horno
se vamo´a encontrar…!
No pienses más; sentate a un lao,
que a nadie importa si naciste honrao…
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de las minas,
que el que mata, que el que cura,
o está fuera de la ley.