¿Me creerías si te digo que existe en el mundo un pueblo con solamente un habitante? Un hombre, una persona, un ser, un ente. El único valiente que vive en una ciudad entera.
La comunidad se llama Epecuén y se encuentra a 588 kilómetros de Ramallo, a unas 7 horas al sur por la ruta 51.
¿Por qué solamente una persona vive ahí? En 1985 la laguna que le daba el mayor atractivo turístico a la zona, se expandió hasta el punto en que inundó por completo el pueblo. Hoteles, casas, comercios y jardines, todos quedaron hasta 10 metros debajo del agua. Un agua que por cierto era muy salada. De hecho, el atractivo de la laguna es que te podía hacer flotar, tal como sucede en el Mar Muerto.
Los mil habitantes tuvieron que evacuar sus hogares. La mayoría de ellos se mudaron a comunidades cercanas, otros más se fueron muy lejos de sus recuerdos y la tragedia. Pero un solo hombre decidió quedarse ahí, en las afueras, donde la inundación apenas había llegado.
Más de 30 años después de la tragedia, pocas partes del pueblo continúan inundadas. La mayoría del agua se evaporó, lo que hace de Epecuén un alucinante baúl de recuerdos que puede ser visitado.
La única persona que oficialmente vive en el territorio de este legendario pueblo es Don Pablo. Vio nacer y morir a su pueblo. Según le gusta relatar, era muy alegre, turístico y recibía varios extranjeros. También suele contarle a los que le preguntan que se quedó ahí por necesidad, porque la inundación lo dejó con 10 hijos, una vaca y una actividad agropecuaria que ya no era viable. Compró una casa en Carhué para mi familia y me dejaron una quinta y criaba terneros. Hoy están todos bien: Don Pablo ya tiene 23 nietos y siete bisnietos.
Un youtuber mexicano viajó a conocerlo y realizó un mini-documental digno de apreciarse.