El cultivo de trigo en la zona núcleo productiva argentina triplicó en hectáreas el área de siembra respecto de los primeros años de la década. Así lo informó la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) en un informe sobre la zona que abarca el sur de la provincia de Córdoba, parte de Santa Fe y el norte de Buenos Aires.
Desde la campaña 2010/11 a la 2015/16, la superficie con trigo apenas despegaba de las 600 mil hectáreas; de ahí en más creció ininterrumpidamente, y en este ciclo 2019-2020 deja su mayor hito en la historia de la región, con 1,7 millón de hectáreas sembradas, consignó el reporte.
«Es un gran año para el trigo. Si se mira su evolución en esta última década, los números de área sembrada son por demás de elocuentes. Luego de pasar 6 años condicionado, desde el ciclo 2016/17 fue creciendo sin interrupciones hasta casi triplicar el área que se sembró en los primeros seis años de esta década», acotó GEA.
Así, de ocupar un pequeño lugar marginal, el trigo pasó a establecerse hoy con un 30 a 40% en las rotaciones en la zona núcleo.
Algunos productores de Córdoba lo dicen así, «ahora nuestro objetivo es cultivar un tercio con trigo, un tercio con soja y un tercio con maíz», indicaron los autores del análisis.
«El contraste es enorme. En los ciclos agrícolas del 2010 al 2016 era muy común encontrar lotes en las que la soja se hacía sobre soja hasta por cuatro o cinco años seguidos. Ahora se rota», dijeron.
Sólo resta un 10% de los lotes del noreste bonaerense por implantar trigo en la zona, que «se lo piensa con un potencial productivo muy distinto que hace unos seis años».
Ahora se fertiliza el cultivo para obtener 4500 a 5500 kilos por hectárea: «Y la campaña tiene todo para trasformar al cisne triguero en un nuevo récord productivo», evaluaron.
Avanza lenta la recolección de maíz
En tanto, las labores de cosecha del maíz se realizan con dos a cuatro puntos extras de humedad respecto de los estándares de comercialización (14,5%) y la secada suma más costos al cultivo. Por esta razón, muchos productores optan esperar para cosechar, a pesar de los riesgos que implican seguir con el cultivo en pie.
«El avance comprende un 40% del total sembrado en diciembre, cuando el año pasado a esta misma fecha ya se había recolectado el 80% de lo cultivado. Los rendimientos promedian los 7800 kilos por hectárea», señalaron en GEA.
Fuente: Diario Democracia