Si un productor agrícola decidiera invertir cada tonelada de soja o de maíz en la construcción de viviendas, hoy gastaría la mitad de lo que necesitó en los últimos siete años. Según un informe elaborado por Farías Consultores, para edificar una casa de 130 metros cuadrados en Córdoba, sin considerar gastos de comercialización, a los valores en pesos actuales se necesitan aproximadamente 400 toneladas de soja y 745 toneladas de maíz.
La incertidumbre frena la inercia del agro para invertir
El promedio desde 2012 hasta la actualidad es de 820 toneladas y 1.550 toneladas, respectivamente. Es decir, que actualmente se necesita un 52 por ciento menos de producción para poner el dinero en ladrillos. Y la comparación es aún mejor si en contra el pico de hasta 1.400 toneladas y 3.300 toneladas, respectivamente, en 2015, debido a que las cotizaciones internas de los granos estaban muy afectadas por las retenciones y el tipo de cambio bajo.
“Esto puede ser una oportunidad, si se recuerda que tras la crisis de 2001-2002 comenzó a darse una suerte de “boom” inmobiliario, especialmente en localidades del interior relacionadas a la actividad agrícola. En este sentido, ciudades cabeceras como Río Cuarto o San Francisco, cuyos departamentos lograron producciones récord y que poseen gran base agroindustrial, pueden ser lugares donde concretar operaciones”, indica el reporte.
Terneros y maquinaria
En tanto, “otro rubro en el que existe un diferencial positivo para soja y maíz es en la compra de terneros para invernada”, agrega el relevamiento. Actualmente son necesarias una tonelada de soja y 1,8 toneladas de maíz para adquirir una cabeza, cuando el promedio histórico es de 1,3 y 2,6 toneladas, respectivamente.
En este caso, el diferencial a favor de los granos es del 28 por ciento, aunque existe una fuerte correlación entre el precio del ternero y de los granos, principalmente el maíz. Cuando el maíz se encarece, generalmente el ternero para invernada pierde valor por una menor demanda.
“Pese a ello, puede ser un punto de entrada para capitalizarse patrimonialmente ante un posible aumento de retenciones, lo que provocaría una caída del precio del maíz y un aumento del precio del ternero, teniendo presente además el dinamismo que viene mostrando la exportación de carne a China, en un contexto donde será necesario generar divisas”, valoran desde Farías consultores. En cuanto a la compra de maquinaria agrícola, también hay un diferencial en relación a la media histórica, aunque de menor cuantía: siete por ciento.
Tradicionalmente, eran necesarias 825 toneladas de maíz para comprar un equipo, mientras que hoy se necesitan 755 toneladas. En soja, en cambio, se necesitan 405 toneladas para adquirir una unidad frente a un promedio de 430 toneladas en las últimas campañas. En este contexto, hay un rubro que está peor en términos históricos: los rodeos para tambos.
Hacerse de una vaquillona Hollando preñada está “caro” en relación con los granos: hay que vender casi siete toneladas de soja o 13 toneladas de maíz, cuando el promedio de los últimos tres años era de 5,3 y 8,8 toneladas, respectivamente.
Evaluación
Desde Farías consultores aclaran que estos datos “deben entenderse en términos de análisis patrimonial, buscando activos que quedaron rezagados respecto al valor de los granos, y no en términos de rentabilidad de las actividades en que estos activos se hallan relacionados”. “Los ejemplos que se desarrollaron solo buscan mostrar una lógica de análisis que debería aplicar el productor, quien en base al tipo de actividad que realiza o en la cual desearía incursionar debe seleccionar, los activos implicados en las mismas”, añaden.
Y recomiendan: “Si bien las elecciones nacionales están a escasos 27 días, aún restan cerca de tres meses para la asunción de las autoridades. Consideramos que este horizonte temporal es suficiente para tomar una decisión comercial de venta y calzarla con activos que sirvan para conservar o aumentar el valor de la inversión y sean de utilidad para la actividad del productor”.
Fuente: AgroVoz