La entrenadora del equipo femenino del único representante ramallense con posibilidades de ganar el torneo Apertura se refirió a la polémica suspensión de la semifinal con La Emilia.
El domingo, los cuatro mejores equipos del campeonato tenían una cita con las semifinales del certamen en la cancha de Somisa. En el primer turno, Matienzo se enfrentaría a La Emilia y en el segundo, el local haría lo propio con Regatas.
El equipo de Ramallo llegó temprano al lugar, una hora antes del pitido inicial, pero se encontró con una noticia insólita: no se podía jugar porque no estaba completa la terna arbitral. “Llegamos a las 9 y fuimos a buscar las planillas tres o cuatro veces. Sólo estaba el árbitro principal y un chico que dictaba en el club una jornada infantil”, relató la entrenadora de Matienzo. El horario del partido llegó y no había a quién reclamar la ausencia de los que dirigirían el choque, ya que no había dirigentes de la Liga Nicoleña: “Al ver que no nos daban una solución, sentí que nos estaban tomando el pelo”, explicó en diálogo con Es Ramallo, el programa matutino de FM 88.9 NBA.
La entrenadora denunció que hay decisiones que favorecen a los clubes poderosos y teme que no se reprograme el partido con La Emilia y den por eliminado a Matienzo sin poder jugar la semi.
A partir de ahí, le plantearon varias alternativas para que ruede la pelota: que los equipos jueguen un tiempo cada uno con lineman marcando offside; que se dirija como en el baby fútbol, con dos referees repartiéndose el terreno de juego y hasta incorporar a un improvisado a marcar las posiciones adelantadas. Un papelón. “Llegó un momento en el que las chicas se tenían que ir, porque muchas trabajan en domingo. Exigimos que el árbitro, como máximo responsable presente, tome una decisión que no perjudique a nadie. Se puso nervioso, llamó a otro árbitro. Nosotras desde nuestros teléfonos hicimos llamadas pero sin que nos respondiera nadie de la Liga y solicitamos a Somisa y Regatas que se solidaricen con nosotras y no jueguen su semifinal. Pero decidieron hacerlo cuando llegara la terna arbitral”, comentó.
Para peor, el panorama era desolador. Si el partido se daba por terminado con un empate, Matienzo quedaba eliminado. Es que por haber logrado una mejor posición en la tabla general, La Emilia pasaba de ronda con ese resultado por ventaja deportiva: “Le pedimos al árbitro delante de todos que se comprometa a hacer un informe que el partido sería reprogramado y dijo que nuestro partido estaba suspendido pero el otro se tenía que jugar igual”, explicó. De hecho, Somisa le ganó a Regatas y se convirtió en el primer finalista.
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Antecedentes preocupantes
Adriana Garay explicó que no es la primera vez que la Liga perjudica a los equipos menos poderosos: “La semana pasada se suspendió la jornada porque aparentemente un equipo no podía jugar porque le faltaban jugadoras, habida cuenta de que tiene 32 en su plantel y creo que si le faltan 4 o 5 no le complica en nada. Pero nosotros tuvimos que adaptarnos a las órdenes de la Liga, y decidieron apoyar a las finales de la rama masculina”. La situación llama la atención porque este fin de semana, muchos árbitros estuvieron afectados al inicio del Torneo Clausura nicoleño en la misma jornada que las chicas definían el Apertura. Además, la DT denunció que hay clubes que juegan con horario fijo y ante situaciones problemáticas, la organización les otorga el derecho de cambiar de horario a su conveniencia.
“Para nosotras es una gran ilusión jugar la semifinal, es coronar un trabajo de mucho tiempo que va más allá del resultado. Queremos ganar o perder en la cancha, no en un escritorio. No se nos ha comunicado si hay una reprogramación. Muchas de las chicas trabajan los domingos y nos pedimos salir antes o faltar cuando hay partido. Y viajamos por nuestra cuenta, sin viáticos, sin apoyo económico de nadie. Y si llegamos 15 minutos tarde se nos quitan los puntos. Y, en este caso, estuvimos más de una hora esperando en la cancha al árbitro que tendría que haber estado a las 9 y media de la mañana. El tema no fue nuestro”, reclamó Garay. “No quiero acostumbrarme a este tipo de faltas de respeto”, concluyó dolida.
