Cada 17 de junio, la figura de Martín Miguel de Güemes vuelve a ocupar un lugar central en la memoria colectiva argentina. No solo se lo honra como un valiente general salteño, sino como el arquitecto de una resistencia estratégica que permitió frenar el avance realista desde el Alto Perú y asegurar el éxito de la causa emancipadora.
Güemes nació en 1785 en una familia acomodada de Salta, pero pronto eligió el camino de la lucha. Ingresó a las milicias jóvenes del Ejército del Norte y desde allí forjó una táctica de combate basada en el conocimiento del terreno y el vínculo con el pueblo. A partir de 1815, ya como gobernador de su provincia natal, lideró una fuerza popular integrada mayormente por gauchos, conocidos como “Los Infernales”.
Con esa milicia indisciplinada para las normas tradicionales pero feroz en defensa de su tierra, Güemes desplegó una guerra de guerrillas que frustró sistemáticamente los avances enemigos. Su rol fue vital: Gracias a su resistencia, San Martín pudo emprender su campaña libertadora por el sur sin preocuparse por el frente norte. Su lucha no fue solo militar, también fue social, al incluir a los sectores más humildes en roles clave.
El 17 de junio de 1821, una bala enemiga lo alcanzó en una emboscada. Resistió diez días antes de morir, sin rendirse jamás. Su muerte no apagó la llama de su causa: Hoy se lo recuerda como símbolo de la libertad latinoamericana. Fue declarado héroe nacional por ley, y desde 2016 el 17 de junio es feriado nacional.
La historia de Güemes también invita a mirar más allá de los centros tradicionales de poder. Su lucha representa la del interior profundo que, desde el norte argentino, defendió la libertad con tierra, coraje y comunidad. Sus acciones reafirman la importancia del federalismo en la construcción de la nación.
Desde dramatizaciones en el aula hasta banderas creadas por estudiantes inspiradas en los “Infernales”, cada año las instituciones educativas aprovechan esta fecha para volver a contar su historia. Es una oportunidad para resignificar liderazgos populares, reflexionar sobre los invisibles de la historia y poner en valor las gestas colectivas.
Martín Miguel de Güemes sigue siendo una figura incómoda y fundamental. En un país que aún debate el lugar del interior y de los pueblos en su historia, su legado ofrece una brújula para pensar en una patria más justa, valiente y popular.