Chile se encuentra sumido en una profunda tragedia tras los devastadores incendios forestales que azotan el centro del país, dejando un saldo de más de 123 personas fallecidas y más de un centenar de desaparecidos, según informes del Servicio Médico Legal y autoridades locales.
El presidente Gabriel Boric y el Ministerio del Interior han expresado su preocupación y sospechas de que las llamas fueron provocadas, mientras el país enfrenta una de las mayores tragedias de su historia reciente.
Los incendios, que han arrasado áreas turísticas como Valparaíso y Viña del Mar, continúan activos y han dejado a miles de personas damnificadas, con unas 14.000 viviendas dañadas y numerosos vecinos desplazados.
El subsecretario de Interior, Manuel Monsalve, ha indicado que aún hay 165 incendios activos y se ha impuesto un toque de queda en las zonas más afectadas para facilitar las labores de rescate y limpieza.
Aunque las condiciones climáticas han mejorado ligeramente, los equipos de emergencia continúan combatiendo los incendios, mientras las autoridades intensifican las investigaciones sobre posibles focos de inicio intencional de las llamas.
Este desastre se suma a una ola de calor sin precedentes que afecta a Chile y otras partes del cono sur de Sudamérica, y se posiciona como uno de los incendios forestales más mortíferos del siglo XXI, evidenciando la urgente necesidad de medidas preventivas y de protección ambiental en la región.