Camiones, golpes y bronca: la violencia ante la imposibilidad de ser racional

Por Ramallo Informa




El último fin de semana fue una verdadera hoguera: vecinos, funcionarios, camioneros y políticos mostraron lo peor de una sociedad que no sabe cómo resolver problemas.

Todo comenzó con la decisión del intendente Poletti de dejar circular al tránsito pesado por dentro del ejido urbano. Esta drastrica decisión, desoyendo ordenanzas que lo prohíben, se tomó producto de las obras en el acceso a Villa General Savio, que está cortado el tránsito, y la inexistencia de caminos alternativos desde hace más de 10 años.

El destrozo de las ya deterioradas calles y caminos de Ramallo se agravaron producto del incesante transitar de camiones que iban a Cormirsa, Siderar y Bunge. Ante este panorama, los vecinos comenzaron a mostrar su malestar en las redes sociales, que luego termino en un corte en Savio y Velázquez en Ramallo el día viernes. Hasta allí fueron algunos funcionarios del gobierno que, en medio de cobardes insultos y golpes, fueron echados por los manifestantes.

Por otro lado, los camioneros decidieron hacer su propio corte, primero en el puente sobre el arroyo Ramallo, en la Portería 1 de Siderar, impidiendo pasar a autos y colectivos, esto producto de la imposibilidad de salir del lugar: cortado el acceso en Ramallo para tomar ruta 51 y del otro lado los inspectores nicoleños preparados para multar a los transportistas. Este panorama duro todo el fin de semana, con cortes en los accesos.

El problema llamado San Nicolás

Desde San Nicolás sigue la tácita intención de no dejar pasar los camiones por el tramo que va del Colonial a la rotonda del puerto, tan solo 10 cuadras que le pueden llegar a costar cerca de 8 mil pesos de multa a los camioneros. Pero la mal intención del intendente Passaglia es política: se basa en una ordenanza, la N°8866, que prohíbe la circulación de camiones mientras dure la obra de ensanchamiento de Av. Savio desde arroyo Ramallo hasta la rotonda de Ruta Nacional 188. La misma propone que la prohibición dure hasta “que la obra se finalice”, a modo preventivo. Si observamos que la obra fue licitada en 2014, y la norma fue sancionada en enero de 2015, recién en las últimas semanas se dispuso a cumplirla multando a los camiones que viajan hacia Ramallo, no así a los que ingresan al puerto que transitan la misma vía, marca la intencionalidad de trasladar el problema al intendente de Ramallo.

Paralelamente las amenazas de las grandes empresas de la región alentaron al conflicto. Siderar amenazo con apagar el Alto Horno y suspender trabajadores. El frigorífico de pollos Mark sostuvo que pararía la producción y suspendería operarios en todos los turnos. Así se sumaba otra voz de bronca, la de los trabajadores que no podían llegar a trabajar y veían amenazada su fuente de ingreso.

Palabras incendiarias

El cruce dialectico que hubo entre funcionarios municipales, concejales opositores y ex integrantes del gobierno de Santalla fue el combustible perfecto para avivar el fuego.

Durante el conflicto el intendente y su gabinete culpo a la gestión de Ariel Santalla de no haber hecho las obras correspondientes. “Hace 10 años que estamos cobrando una tasa de tránsito pesado y no tenemos un camino alternativo, lo tuvimos que empezar a hacer nosotros” sostuvo el intendente Mauro Poletti, quien apunto al Santallismo. Además sostuvo que “me encantaría haber llegado al gobierno y haber tenido el camino por lo que se cobró de la tasa de camiones. El gobierno anterior le prometió a Bunge un camino alternativo para el tránsito pesado y nunca se hizo. La Municipalidad desde el año 2005 le cobra a los camiones una tasa de camiones y no se hizo nada”.

Intendente Poletti

El ex intendente Ariel Santalla no tardó en responder, desde su perfil personal de Facebook lazo: “siempre la misma cantinela mentirosa. Aburre.” En referencia  a las acusaciones que hacia Poletti y parte de su gabinete. Además escribió: “si no podes apagar el fuego, una buena manera de colaborar es no soplarlo para que se reavive y evitar echarle combustible para que se mantenga y propague”, sin nombrar a nadie, pero con clara referencia a aquellos que lo fustigaban.

La violencia ante la imposibilidad de ser racional

La repudiable reacción de algunos vecinos que recibieron a funcionarios municipales el viernes en medio del corte con insultos y golpes merece capítulo aparte. Desde ningún punto de vista se puede apelar a la violencia para justificar una protesta.

Primero hay que remarcar que la convocatoria exigía respuestas, y cuando los funcionarios llegaron al lugar fueron recibidos con insultos y golpes. Había en el ambiente una sensación de bronca y violencia que luego se plasmó en hechos. Golpear cobardemente al funcionario que eventualmente fue a dar la cara, mas allá de que satisfaga o no sus respuestas al reclamo, marca que hay todavía una intolerancia marcada en el seno de la sociedad. 

Si el hecho de que los camiones, y entiéndase camiones como gente que realiza su trabajo y hace que el trabajo de otros también se movilice, ante la imposibilidad de transitar por caminos que estén en condiciones y eventualmente deban hacerlo por el casco urbano, va a despertar una ola de violencia ante la incapacidad de encontrar respuestas, estamos en un momento delicado de la vida en comunidad. Nada impide que el vecino se manifieste y proteste, pero nada justifica la violencia como hecho cobarde de imponer autoridad.





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