Por Roberto Pineda.
Conocí a Néstor a fines de Diciembre de 2002 cuando todavía no medía ni 5% en las encuestas nacionales. Un gran compañero, de Néstor desde siempre y mío con el tiempo, el “Pepe” Salvini me pidió que pasara temprano por la Casa de la Provincia de Santa Cruz para hablar de un tema político. Llegué casi puntual, algo raro en mí, y me hicieron subir al piso donde estaba la oficina de Pepe. Una vez allí empezamos a charlar de los Equipos Técnicos de la Campaña KIRCHNER PRESIDENTE, de la organización de la Provincia y de la coordinación que había que armar en toda la Segunda Sección Electoral.
Estábamos en eso, mate de por medio, cuando de golpe se abre la puerta de la oficina y entra un tipo alto, desgarbado, grandote, riéndose casi como un chico: era Néstor, el Flaco como lo saludó Pepe.
- Uy … disculpe compañero que interrumpa pero tengo que decirle algo a éste que no me tiene fé.
- Néstor el compañero es Roberto de Ramallo, estamos armando los equipos técnicos de la segunda …
- Ah bueno … si sos amigo de Pepe y ya estás con los equipos debés ser de cuidado … porque son pocos los que se animan a eso.
La charla sobre la Provincia y la campaña siguió unos minutos más hasta que lo llamaron a Néstor, que tenía gente de Río Gallego esperándolo. Cuando ya estaba casi en la puerta Pepe le dice: “y qué me venías a decir …” Néstor se volvió y en vos baja, al lado mío, le dijo: “anoche estuve en Olivos … me parece que no vamos a esperar hasta 2007, es ahora”.
La alegría de los dos me contagió y empecé a entender lo que estaba pasando.
Luego seguimos un rato más con Pepe y después me vine a Ramallo, para empezar con la tarea encomendada.
Al otro día los principales diarios nacionales titulaban: “Duhalde apoyaría a Kirchner en las próximas elecciones presidenciales de 2003”.
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Siempre consideré y considero que uno de los problemas principales en la cultura política argentina es la excesiva personalización de los liderazgos porque no dejan ver con claridad las ideas y los ideales de nuestros líderes.
Por eso antes de ésta anécdota ya estaba convencido de las políticas que Néstor proponía para salir de la crisis que nos había dejado la Alianza en el 2001 y cómo recuperar la senda del Proyecto Nacional con Inclusión que el Pueblo Argentino anhelaba. Era Kirchneriano.
Después de éste primer encuentro me convenció la persona, por la simpleza y la frontalidad de su hacer y realizar; supe que era el Compañero indicado para conducir los destinos del país hacía un horizonte de solidaridad con los sectores más postergados y de soberanía política para el desarrollo económico nacional.
A partir de ahí, y a pesar de mi razonamiento político, el sentimiento me hizo Kirchnerista. Y como a mí, también a muchos y muchas otras y otros argentinos que amamos éste suelo y luchamos por la felicidad de nuestros compatriotas.