En estas elecciones generales está en juego la posibilidad de superar el limitado/acotado nivel socio económico en el que estamos desde hace un tiempo, a nivel local, en Ramallo. Estamos ante una verdadera oportunidad de encaminarnos hacia el desarrollo de todo el potencial que la sociedad ramallense tiene acumulada, en base al gran capital social que nos caracteriza.
Para empezar, en estos durísimos tiempos de crisis, es un logro colectivo importante en sí mismo estar funcionando con cierta normalidad. Con semejante crisis económica y social arrasando con casi todo lo que encuentra a su paso, no es para nada despreciable poder sostener un funcionamiento básico y esencial con los recursos disponibles. Y esto se observa en varios sectores que vienen dando una dura batalla por sostenerse en pie, por no caerse, a pesar de las malas condiciones en las que se desenvuelven; ejemplos sobran: el comercio minorista local, las familias de trabajadores de Fiplásto o los despedidos de Bio Ramallo. Hay muchos más, por supuesto.
Es todo un éxito de la gestión de Mauro Poletti, en esta coyuntura, seguir haciendo obras con presupuesto municipal, atender la creciente demanda social y sostener una política pública de proyección educativa universitaria con arraigo y calidad, entre otros proyectos en marcha.
Ahora la cuestión es, a mi modo de ver, si vamos a dejar pasar esta verdadera oportunidad o si la vamos a tomar con todas nuestras fuerzas y capacidades para convertirla en una realidad palpable y proyectarla en favor de las próximas generaciones de ramallenses.
En estos casi 36 años de Democracia supimos hacerlo solamente en dos etapas y a medias: desde 1987 hasta 1997/99 y después, desde 2005 hasta mediados del 2008. Un primer período de 10/12 años y otro mucho más corto de apenas 3 años. En el primero con Alejandro Ballester en el Municipio y Balito Romá en la Provincia. En el segundo con Santalla a nivel local y con Néstor en la conducción nacional.
En cada uno de ellos hubo prioridades y ámbitos más favorables que otros. Con Balito y Alejandro se priorizó la infraestructura que venía muy atrasada: fueron los tiempos de la ampliación de la red de cloacas en Ramallo y Villa Ramallo luego de la puesta en marcha de la Planta Depuradora, la llegada de la red de gas natural, en Pérez Millán la obra de cloacas con planta y red domiciliaria incluida; por mencionar algunas. Así se campeo el desguace de la cultura metalúrgica imperante hasta ese momento, cuyas características principales fueron la privatización de SOMISA y los mal llamados “retiros voluntarios” que pretendían encubrir los despidos masivos y la desocupación posterior.
En el mandato de Néstor se inició la última obra social y económica más significativa que tuvimos en Ramallo: la construcción de 311 viviendas en las 5 localidades del Partido, realizada con empresas locales y de la zona. Para ese plan de viviendas se inscribieron aproximadamente 1500 familias, hace ya más de 12 años. Nunca más, hasta hoy, hubo un proyecto de éstas características.
Esa obra junto al programa de Moratoria Previsional masivo fueron dos de las acciones de gobierno, tanto nacional como local, con mayor transferencia de recursos hacia los sectores medios y de trabajadores que se llevaron a cabo en nuestro municipio.
En ninguno de los dos períodos mencionados se pudo llegar a plasmar un esquema completo con los tres niveles de gobierno alineados en una visión estratégica consensuada. Hoy estamos a punto de lograrlo por primera vez: Nación, Provincia y Municipio – Municipio, Provincia y Nación juntos para revertir las pésimas condiciones actuales e impulsar el desarrollo con inclusión que se nos viene negando.
Depende de nosotros, los Ramallenses; especialmente de los nyc (nacidos y criados) de El Paraíso, de Villa General Savio, de Pérez Millán, de Ramallo y Villa Ramallo; sin ánimo de excluir a “naides”.
Tengamos bien claras las prioridades presentes y futuras: trabajo, educación, salud, seguridad y hagámoslas realidad.
(*) Por Roberto Pineda – Partido Solidario – Frente de Todos.