El papa Francisco, de 88 años, se encuentra en estado crítico debido a una neumonía bilateral que lo mantiene hospitalizado desde el 14 de febrero en el hospital Gemelli de Roma. Aunque el Vaticano informó que pasó una noche tranquila, los médicos detectaron una trombocitopenia, lo que obligó a realizarle transfusiones de sangre para tratar la anemia. Además, el sábado sufrió una crisis asmática prolongada que requirió la aplicación de oxígeno.
Pese a su delicado estado de salud, el pontífice argentino envió un mensaje a los fieles en el que aseguró que sigue con confianza su tratamiento y pidió oraciones. Sin embargo, fuentes vaticanas indicaron que este domingo no desayunó ni leyó los periódicos, una rutina que suele mantener. Aun así, el comunicado oficial destacó que no se repitió la crisis asmática del día anterior, aunque el Papa continúa recibiendo oxígeno a través de una cánula.
Francisco, líder de la Iglesia católica desde 2013, ingresó inicialmente por una bronquitis que derivó en neumonía bilateral. Su estado de salud genera gran preocupación en el Vaticano y entre los fieles de todo el mundo, mientras sigue en tratamiento y bajo estricta vigilancia médica.