La duda que muchas personas han tenido durante esta pandemia de coronavirus sería respondida de alguna manera a través de una investigación que estableció el período que transcurre entre que una persona da positivo y deja de infectar.
El primer modo de transmisión del coronavirus probado es el de las micro gotas de saliva o flügge que expulsa una persona infectada al toser o estornudar, y también cuando canta o habla. El virus utiliza ese entorno húmedo como vector, y puede infectar a otra persona si alcanza su boca, su nariz o sus ojos, por donde pasa a las células de las vías respiratorias. El virus también puede fijarse en superficies alcanzadas por las gotículas, como teclados, picaportes de puertas, botones de ascensores, teléfonos, etc, que si una persona sana los toca y luego se toca la cara, puede contagiarse.
Una vez que la persona se contagia y transita la enfermedad, surge el interrogante: ¿hasta cuándo puede seguir contagiando un enfermo de COVID-19?
En este sentido, una investigación científica realizado por las clínicas Charité de Berlín, Schwabing de Múnich y por el Instituto de Microbiología del ejército alemán, determinó que en los primeros días de infección, el virus se concentra en la nariz y boca. También se demostró en estos pacientes el momento exacto en el que ya no supone un riesgo darlos de alta, debido a que no contagiarían, y esto permitiría liberar camas en las Unidades de Terapia Intensiva (UTI) de los hospitales.
En la mayoría de los casos, observaron que la carga viral en la faringe se reducía notablemente pasada la primera semana de la enfermedad, aproximadamente en el octavo día, mientras que en los pulmones unos días más tarde.