El índice de inflación en Argentina evidenció una marcada desaceleración durante abril de 2025, con una suba del 2,8% según el INDEC, cifra inferior al 3,7% registrado en marzo y también por debajo del 3,1% proyectado por analistas. Aunque los números nacionales parecen alentadores, en localidades como Ramallo la sensación generalizada sigue siendo la del esfuerzo diario para llegar a fin de mes.
Con este nuevo dato, el incremento de precios acumulado en lo que va del año alcanza el 11,6%, mientras que la inflación interanual se ubica en 47,3%. Desde el gobierno destacan que esta tendencia a la baja responde a políticas como el superávit fiscal, la estabilidad monetaria, un tipo de cambio sin restricciones y la desregulación del mercado.
Sin embargo, los alimentos continúan siendo una preocupación. El rubro “Alimentos y bebidas no alcohólicas” subió un 2,9% en abril, empujado por aumentos en carnes, lácteos y panificados. A contramano, algunos productos frescos como la lechuga, el limón y la papa mostraron fuertes bajas, del -32,7%, -30,7% y -11,5% respectivamente.
Desde diversos sectores advierten que, pese a la baja en el ritmo inflacionario, el acceso a una alimentación saludable sigue siendo complejo. El encarecimiento de los productos más nutritivos obliga a muchas familias a elegir opciones más económicas, aunque menos beneficiosas para la salud.
En Ramallo, como en gran parte del país, la estadística parece chocar con la realidad cotidiana: llenar el changuito sigue siendo un desafío. Mientras los índices muestran una leve mejoría, la recuperación del poder adquisitivo aún no llega al bolsillo. Por ahora, más allá de los números, lo que pesa es la pregunta diaria en cada hogar: ¿alcanza?