Este 5 de junio, el planeta se une una vez más para conmemorar el Día Mundial del Medio Ambiente, una fecha que trasciende fronteras y colores políticos, recordándonos que la Tierra es un hogar común que necesita cuidados urgentes. Desde 1972, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas instauró esta efeméride, cada edición pone el foco en una problemática ambiental diferente. Este año, el lema elegido no deja lugar a dudas: “Sin contaminación por plásticos”.
La elección del tema no es casual. Cada año se generan más de 400 millones de toneladas de plástico, y cerca de la mitad se destina a productos de un solo uso. Mucho de ese plástico termina en ríos, mares, suelos e incluso en nuestros cuerpos, a través de microplásticos presentes en el agua, los alimentos y el aire. La ONU busca este año **movilizar gobiernos, empresas y ciudadanos** en una cruzada urgente: reducir el plástico desde el origen y cambiar hábitos de consumo.
Recomendaciones simples pero efectivas, que apuntan a modificar pequeñas rutinas diarias:





“Cuidar el medio ambiente no es una opción ni un gesto simbólico: es una necesidad que implica responsabilidad individual y compromiso colectivo”, destacaron desde el ámbito municipal.
Desde la elección de una bicicleta en lugar del auto hasta el uso de una botella reutilizable en vez de una descartable, cada decisión puede sumar a una causa mayor. La lucha contra la contaminación plástica no se gana con grandes gestos aislados, sino con millones de acciones cotidianas y sostenidas en el tiempo.
Este 5 de junio es más que una efeméride. Es un recordatorio urgente: No hay planeta B.