Puede generar dudas si la declaración de la emergencia sanitaria es una cuestión política o una medida efectiva. Está bien, es razonable que haya quienes duden, pero lo que no es duda es que es una medida votada por mayoría en el concejo deliberante, y tampoco es un espejismo los problemas que se vienen sucediendo en torno a la salud pública, el hospital y las salitas de atención primaria.
Entonces ¿es una medida política?… Tal vez ¿pero a quien le importa si tiene un fin político, si cuenta además de un fin concreto?: Si esta medida no hubiera sido anulada, le permitiría al intendente tomar, para que se entienda, dinero de otras partidas y reasignarlo a los sectores de la salud que crea convenientes a fin de darles solución definitiva.
La discusión de que si es o no es una emergencia, es otra de esas cuestiones que muestran como la política tiene la habilidad de alejarse de la gente, ya que en concreto, aun si según los considerando del ejecutivo no se enmarcara bajo el molesto título de «emergencia sanitaria» ( para lo cual no tenemos el conocimiento técnico como para asegurarlo), la medida sí blanquea una situación, y es que el sector salud está en problemas. Y negarlo es el camino más necio y seguro para garantizar que nada cambie
Este veto a la norma no hace más que corroborar que como expreso el autor del proyecto de la emergencia sanitaria Ricardo Gorostiza: «al ejecutivo le molesta la palabra emergencia». Ahora todo el problema paso a girar en torno e a una palabra, y nos alejamos con muchos datos de una realidad: tenemos problemas y somos ineficientes para solucionarlos. Un molesto y dolido Gorostiza declaro tras el veto: “lo que me duele enormemente, más allá del veto, es la actitud del intendente, lo que no pude leer en el veto es la peor de las epidemias que es la muerte, ya que la muerte sigue acechando en nuestra región y en el Hospital Gomendio. Creo que la figura del hombre que conduce el destino de Ramallo está ausente. El intendente padece de priapismo, se lo dije al doctor Rómulo Desposito, el intendente es un mentiroso.
Esta declaración de emergencia, esta entrega de herramientas económicas para que el intendente solucione problemas relacionados a la salud pública no puede ser tomada por chicana, ya que fue votada hasta por ediles de las propias filas del intendente. Aun así, estos tardan en oírse. El resto de las voces que por mayoría aprobaron la emergencia sanitaria, aun no quieren hablar. Es difícil encontrarlos para que se paren en medio de la tormenta y enfrenten la situación como lo hace gorostiza.
Ahora bien, no habiendo emergencia por el veto, ya no hay problema. Es la misma actitud de cristina: falseamos por años y años los datos desde el indec y entonces ya no hay inflación. Y para justificar la razón de la ausencia de la emergencia se lo justifica con datos, datos, muchos datos, todos difíciles de comprobar y de creer, cuando no se pudo arreglar una central telefónica en 48 hs ni en un mes. Datos, muchos datos que no se contrastan con la realidad de los padres que llevan a un hijo a por una emergencia y se encuentran con la falta de pediatras en la guardia. Datos, muchos datos… Aun con una mortalidad infantil más baja que el promedio, no se le soluciona un cuadro agudo de quemaduras a un niño de 10 años, al cual no selo puede tratar en este nosocomio y por ser hijo de un don nadie, se tarda 12 horas en derivarlo, a pesar de la gravedad.
Pocas profesiones conquistan semejante nivel de inmadurez, desconsideración e irresponsabilidad social como la política, algunos políticos, cuando se empeñan en negar los problemas para los cuales vienen a solucionar, por lo menos en la teoría o en las promesas de campaña. Ahora, ya no hay emergencia y el ejecutivo ganó la pulseada. Pero la pregunta real es que ¿Qué ganó?, o mejor dicho ¿Qué ganamos nosotros, los vecinos?.
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