El estrés, el miedo y la incertidumbre que genera la pandemia del COVID-19 pueden desgastar a cualquiera, pero para los niños y adolescentes puede ser aún más devastadora emocionalmente.
Preste atención y vigile a su niño con frecuencia por si detecta señales de que está atravesando por momentos difíciles. Y no olvide que su pediatra está listo para atenderlo.
¿Cómo está su niño enfrentando el estrés durante el COVID-19?
Pídale a su niño que hable sobre cómo se siente. Sentirse deprimido, desesperanzado, ansioso o enojado pueden ser señales de que podría beneficiarse de apoyo adicional durante estos tiempos difíciles.
Tenga en cuenta que los adolescentes y los adultos jóvenes pueden tratar de esconder sus problemas por miedo, vergüenza o sentirse responsables de evitar ser una carga para otros. Los niños más pequeños pueden no saber cómo hablar sobre sus sentimientos, pero pueden mostrar cambios en su comportamiento o desarrollo.
Reconozca las señales de estrés en su niño
Las señales de estrés y dificultades con la salud mental no son las mismas para todos los niños o adolescentes, pero tienen algunos síntomas comunes.
Bebés, niños pequeños de 1 a 3 años y mayores.
Pueden demostrar reveses en su los progresos de sus logros del desarrollo. Pueden también tener más problemas con:
Irritabilidad, sobresaltos y llantos con mayor frecuencia, y mayor dificultad para consolarlo.
Conciliar el sueño y despertarse más durante la noche.
Problemas de alimentación tales como succión frentica (pecho o biberón), más reflujo, estreñimiento o heces blandas (diarrea) o quejas nuevas de dolor de estómago.
Ansiedad de separación, parece más apegado, retraído o vacilante de explorar.
Golpea, se frustra, muerde o tiene berrinches con más frecuencia o más intensos.
Moja la cama después de haber aprendido a ir al baño.
Expresa necesidades urgentes y al mismo tiempo parece incapaz de sentirse satisfecho.
Incluye agresión y conflicto o temas como enfermedad o muerte en sus juegos.
Niños mayores y adolescentes.
Pueden mostrar señales de angustia con síntomas como:
Cambios en el estado de ánimo que no son comunes en su niño, tales como continua irritabilidad, sentimientos de desesperanza o furia/ira, y conflictos frecuentes con sus amigos y familia.
Cambios en el comportamiento, tales como alejarse de relaciones personales. Si su joven que normalmente tiene una personalidad extrovertida muestra poco interés, por ejemplo, en enviar mensajes de texto o contactar a sus amigos por chats de video, puede ser motivo de preocupación.
Una pérdida de interés en las actividades que disfrutaba antes. ¿Su joven amante de la música de repente deja de practicar su guitarra, por ejemplo? ¿Su aspirante a chef perdió interés en cocinar o en hornear?
Se le dificulta dormir o permanecer dormido, o está durmiendo a todas horas.
Cambios de peso o patrones alimentarios, tales como nunca no tener hambre o comer todo el tiempo.
Problema de memoria, de razonamiento o concentración.
Menos interés en sus tareas escolares y un decaída en su esfuerzo académico.
Cambios en la apariencia, tales como falta de higiene básica (sin razón, ya que la mayoría de los jóvenes no se están acicalando/arreglando de la misma forma durante su estadía prolongada en casa).
Un incremento en comportamientos riesgosos o imprudentes, tales como el consumo de drogas o alcohol.
Cómo puede ayudar su pediatra
Permanecer en contacto con su pediatra es más importante que nunca durante esta pandemia. Si algo le preocupa, contacte al consultorio del pediatra para que hagan una evaluación sobre la salud emocional y social de su niño. Esto puede ser de especial importancia para los niños que están enfrentando mayores índices de enfermedad o riesgo del COVID-19, tales como niños de minorías y lo que tienen necesidades especiales de salud.
Los pediatras pueden hacer una evaluación para detectar depresión y hacer preguntas sobre la ansiedad y problemas para sobrellevar el estrés. El médico también puede preguntar sobre síntomas en otros miembros de la familia ya que estos pueden impactar la salud de su adolescente, y preguntar si conocen a alguien que se haya enfermado del COVID-19. Es importante brindar privacidad a su adolescente para que hable con el pediatra durante la visita para asegurarse de que tengan la oportunidad de hablar con toda la libertad posible.
Puede estar seguro que los pediatras están tomando medidas adicionales de precaución para que las consultas en persona sean seguras.
Cómo ayudar a su niño
Su pediatra puede guiarlo sobre las mejores formas para ayudar a su niño y cómo fomentar su resiliencia. Algunos niños y adolescentes, por ejemplo, pueden necesitar más tiempo y espacio para expresar sus sentimientos o conversaciones graduales y otras actividades además de conversaciones, tales como dibujar para poder expresarse y manejar el estrés. Otros pueden sentirse más a gusto con conversaciones o actividades directas. También pudieran necesitar hablar con un adulto de confianza sobre cómo mantener sus conexiones sociales de forma segura o de algunas veces haberse sentido aburridos, perdidos o incluso culpables por no haber cumplido alguna vez con la recomendación de mantener distancia física.
Cuidar de sí mismo para marcar la pauta
Los padres establecen el tono del hogar. Expresar un destino negativo o miedo puede afectar a los adolescentes. Puede ser difícil mantenerse positivo, especialmente si usted está teniendo dificultades manejando su propio estrés. Pero trate de permanecer positivo y comunique mensajes consistentes de que un futuro mejor nos espera pronto. Ayuda sacar tiempo para cuidar de sí mismo cuando es posible, y buscar ayuda si pudiera necesitarla para su propia salud mental. Saque tiempo para que toda la familia descanse, disfrute una siesta, una película o simplemente pasar tiempo juntos.
Recuerde
Mantenga las líneas de comunicación abierta entre usted y su adolescente, no dude en hablar con su pediatra o medico sobre maneras de ayudar a mantener la salud mental de su familia durante estos tiempos difíciles.