José Alperovich exgobernador y exsenador nacional de Tucumán, fue condenado a 16 años de prisión por violar y abusar sexualmente de su sobrina segunda, mientras ella trabajaba como su secretaria. El Tribunal Oral en lo Criminal N° 29, presidido por el juez Juan Ramos Padilla, dictaminó que Alperovich cometió estos delitos “mediando intimidación, abuso de una relación de dependencia, de poder y de autoridad”. El histórico veredicto fue leído el martes en una sala llena de periodistas y cámaras de televisión.
El juez Ramos Padilla consideró probados todos los hechos denunciados por la víctima, quien había trabajado en estrecha colaboración con Alperovich. El exmandatario escuchó la sentencia con un semblante serio y sin hacer declaraciones. Inmediatamente, se ordenó su detención y traslado a una unidad penitenciaria federal, donde pasará su primera noche tras las rejas. La condena se extenderá hasta el 17 de junio de 2040.
Se espera que la defensa de Alperovich, liderada por el abogado Augusto Garrido, apele el fallo y solicite su excarcelación. Los fundamentos del veredicto se darán a conocer el 16 de agosto. Alperovich, quien cumplirá 70 años en abril, podría solicitar la detención domiciliaria debido a su edad.
La sentencia casi coincide con la pena solicitada por la Fiscalía, de 16 años y medio, y envía un mensaje fuerte contra la impunidad de figuras poderosas. La querella había pedido 22 años de prisión, mientras que la defensa argumentó que las acusaciones eran parte de una conspiración política.
La denuncia contra Alperovich fue presentada en noviembre de 2019, tanto en Tucumán como en la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM) en Buenos Aires. Los abusos ocurrieron entre diciembre de 2017 y mayo de 2019 en varios lugares, incluyendo un departamento en Puerto Madero, una casa en Tucumán y dentro de un auto.
La sobrina de Alperovich, quien tenía 29 años al momento de la denuncia, describió en una carta pública la tortura que sufrió. A pesar de las dificultades en la investigación, ella persistió en su búsqueda de justicia, y tras cuatro años y medio, el juez Ramos Padilla le creyó.